Sentía como si los cuatro estuviéramos apuntándonos con armas entre nosotros, y cualquier sonido - incluso un simple soplo de viento – nos haría apretar el gatillo y provocar una sangrienta masacre. Así de incómodo resultó ser el viaje en el ascensor. A mi juicio, los míseros 28 segundos se sintieron como 28 años."¿Seguro que no quieres alguna medicina?" Insistió Daniel.
"Estoy-" me ahogué al oír lo fuerte que resonó mi voz en el reducido espacio, "Estoy bien."
Sentí a Louis moverse un poco, "¿Estás enfermo?" Preguntó.
"No," Contesté fríamente. "Dije que estoy bien."
Él se mantuvo en silencio después de eso y la tensión que se filtró en el ascensor comenzó a asfixiarme. Claramente, Louis no tenía la menor idea de lo difícil que estaba volviendo la situación. Para colmo, Daniel se acercó a mí y presionó mi frente con la palma de su mano, haciéndome encoger por la sorpresa.
"Tienes poco de fiebre." Concluyó Daniel.
"Oh, no." Me entró el pánico, "No es fiebre. Hace calor aquí ¿sabes? De hecho creo que debería dejar de usar el ascensor si sabes a lo que me refiero." Limpié el sudor que goteaba de mis sienes, "Dios, hace calor. ¿No lo sientes? Porque yo sí y creo que-"
Daniel soltó una carcajada, y extrañamente, me reconfortó. No era por comparar ni nada, pero la risa de Daniel era diferente a la de Louis. La de Louis tenía un toque más atractivo, la de Daniel era más dulce.
"-Debería callarme."
Normalmente, me habría sentido avergonzado. Pero no esta vez. Al ver cómo Daniel se divertía con mi ataque de pánico, me sentí tranquilo. Era extraño, pero tenerlo cerca lo facilitaba todo, al igual que en mi primer día, encontré cierta camaradería en él.
Cuando llegamos al estacionamiento, una increíble ola de alivio cayó sobre mí. Mantuve mis ojos pegados a Daniel, temiendo que si miraba a Keona y Louis, podría ver algo que me doliera más. Afortunadamente, nos montamos en coches separados y decidimos encontrarnos en Quintavi. En el camino hacia el restaurante, Daniel me convenció de que iba a estar bien. Y le creí. Me dijo que actuara con normalidad y que no me dejara incomodar por Louis, y tomé seriamente su consejo.
El restaurante estaba casi vacío cuando llegamos. Era como si los Dioses estuvieran conspirando para que los cuatro estuviéramos juntos. Keona y Louis se sentaron en la mesa más alejada de la puerta principal, por supuesto, uno junto al otro. Daniel sacó cuidadosamente una silla para mí, y me senté justo frente a una sonriente Keona. Accidentalmente, mi mirada se deslizó hacia Louis y me di cuenta de inmediato de que no lucía precisamente feliz.
"Mr. Somavilla," Francis se acercó a nosotros, "Oh, ha traído al Sr. Tomlinson y a la Srita. Fuh." Se volvió hacia mí, "Harry, es un gusto volverlo a ver tan pronto."
"¿Habían venido antes?" Preguntó Keona cortésmente.
"Estuvieron aquí anoche." Respondió Francis.
Los ojos de Louis se dispararon hacia mí, y sus cejas se fruncieron, tragué con nerviosismo. Su ceño fruncido nunca era buena señal. Cogí la servilleta con inquietud y la extendí en mi regazo, tratando de evitar su mirada. Francis luego nos dio el menú y lo usé para cubrir mi cara en un intento por bloquear la tormentosa vista.
No importaba cuántas veces revisara el menú, no comprendía ni una sola palabra. La cuisine de fusión de Quintavi, decidí, debería llamarse cuisine de confusión. Todo lo que podía hacer era observar las fotos a un lado y basar mi decisión en ellas. Cuando todos habían ordenado, Daniel notó mi crisis interna y vino a mi rescate, "Si quieres probar algo nuevo, puedes pedir el Penne Tricolore. Creo que te gustará."
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Stranger »Larry Stylinson«Completa.
Fanfiction"Ni siquiera sé tu nombre." "Louis" sentí su cálido aliento contra mi piel, "Mi nombre es Louis."