Faltaban cuatro días para que el hombre que amaba fuera de alguien más. Debió ser más fácil dejarlo ir, pero a medida que se acercaba el día del compromiso, la certeza de mi determinación comenzaba a flaquear. Tal como dijo el doctor, pude irme a la mañana siguiente y a pesar de que Cindy insistió que me quedara una noche más, decidí que no debía. Estar todo el día acostado en la cama en la que yo mismo había terminado todo con Louis no parecía buena idea. Guardé mi ropa desordenadamente en el bolso y vi a Daniel esperándonos junto a la puerta. Él se ofreció a llevarnos a casa y Cindy, como era de esperarse, aceptó al instante. Yo quería trabajar por la tarde y aunque Daniel odiaba la idea, fui insistente, y a él no le quedó otra opción.Definitivamente había algo en mi cara. Rostros curiosos se volvían hacia mí para observar cada uno de mis movimientos, desde los guardias del edificio de Adze hasta los jefes de división con los que subí al ascensor. Curiosamente, era a mí únicamente a quien miraban y no a Daniel. No me molesté en preguntarle al respecto, pero tan pronto como llegué a mi oficina, me lancé hacia el baño y me miré en el espejo – no tenía migajas de pan en mis labios, mi camisa no estaba manchada, y gracias a Dios Cindy no le hizo un agujero a mis pantalones cuando los planchó. Se me ocurrió que tal vez los empleados escucharon que estuve confinado en un hospital, pero aun así, era poco probable que incluso al guardia le interesara mi salud y bienestar. Deduje que la única forma rápida de averiguar por qué me había convertido en el centro de la atención era ir con la reina de los chismes, Lola.
Entré a la sala de descanso y vi a Lola y Minnie cuchicheando juntas como siempre, los chismes de mediodía eran un ritual que nunca se perdían. Al instante que me vieron, se callaron y me dirigieron la misma mirada que todo el mundo me había estado dando.
"¿Qué hay?" Pregunté casualmente.
Lola miró a Minnie, luego a la mesa, y luego a mí, "No mucho."
Levanté una ceja con curiosidad, "No te creo, Lola."
"Uhm... hemos escuchado que estabas en el hospital..." Murmuró Minnie. "¿Estás bien ahora?"
"Sí." Contesté y me senté junto a ellas, tenía que enterarme de lo que estaba pasando, "Sólo era fiebre."
"¿Saliste del hospital ayer?" Jugueteó con su taza de café. Aparentemente, ella y Lola se morían por preguntarme algo.
"No, salí esta maña-"
Lola puso su café sobre la mesa, "¿Cómo conoces al COO?"
Mis ojos se abrieron al ver los rostros emocionados y llenos de curiosidad ante mí, "Uh... que-"
"Todo el mundo lo vio," Lola se acercó y yo me alejé asustado.
Oh Dios. ¿El sexo sobre el escritorio?
Lola continuó, "Prácticamente todos lo vieron cargándote fuera de Adze ayer."
Oh, pfft.
"Todo es un malentendido." Dejé escapar una risa nerviosa y entre dientes, "¿YO? ¿Conocer al COO? ¿Cómo es eso posible? "
"Así que realmente ¿no lo conoces?" Preguntó Minnie. Era obvio que las dos estaban desilusionadas.
"¡Por supuesto que no!" Declaré como si fuera más posible que la tierra fuera cuadrada que el hecho de que yo fuera un conocido del hijo del presidente. "Simplemente me desmayé y él estaba cerca."
"Si él me cargara a mí de esa manera, me desmayaría ahora mismo." Los ojos de Lola brillaron, "¿Así que nunca antes habían hablado?"
"Nunca," Respondí con convicción, "Nunca antes he hablado con el COO-"
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Stranger »Larry Stylinson«Completa.
Fanfiction"Ni siquiera sé tu nombre." "Louis" sentí su cálido aliento contra mi piel, "Mi nombre es Louis."