20.- Tres.

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Sabía que no sería divertido, pero nunca pensé que sería peor que ir a Irak armado únicamente con espray de pimienta. Quién sea que haya sugerido compartir el coche debería ser enterrado vivo por hacerme pasar tanto estrés. Aparte del motor del Jaguar, ningún otro sonido podía escucharse - ni radio, ni conversación, nada. Incluso tomar aire sonaba como si estuviera ante un micrófono. Había permanecido en la misma posición por cinco horas y mi trasero comenzaba a doler, mis piernas se sentían como su hubieran hormigas trepando rápidamente sobre ellas. Louis me había enviado un mensaje en la mañana avisando que vendrían a recogerme, llegaron poco después de las 8 am. Daniel y yo nos ubicamos en los asientos traseros y aparte de los Buenos días, no se intercambiaron más palabras. Todavía no podía entender por qué o cómo fue que nosotros cuatro terminamos en un viaje por carretera.

Llegamos a Ulsan cerca del mediodía, y en vez de ir directamente a la fábrica, todos estuvimos de acuerdo en almorzar en un restaurante de carnes cercano. Louis aparcó en el estacionamiento frente a un edificio de dos pisos de color borgoña, con un cartel iluminado en el techo que decía Tranche. Un camarero en la puerta nos llevó a la mesa desocupada más cercana y nos dio los menús encuadernados en cuero. Fue un deja vu, aunque por alguna razón terminé sentado frente a Louis. Afortunadamente, mi pedido no se convirtió en un problema esta vez.

"Tan pronto como lleguemos, Daniel y Harry diríjanse a la división de finanzas," Instruyó Louis con tono plano, se volvió a Keona, "Voy a darte un recorrido por los alrededores de la fábrica para que tengas una idea de lo que escribirás en la propuesta."

Como empleados normales aterrorizados por su jefe, los tres asentimos al unísono. La barbacoa de carne acompañada con maíz asado y puré de patatas llegó unos minutos después. Cenamos en inquietante silencio y cuando estiré la mano para tomar la salsa justo al mismo tiempo que Louis, el nivel de incomodidad alcanzó su clímax, nuestros dedos se rozaron y yo inmediatamente retracté mi mano como si hubiera tocado una tetera hirviente. Mantuve mis ojos en mi plato, casi metí la cara en él, sólo para poder evitar mirarle. Traté de diagramar las complicaciones entre nosotros cuatro en mi cabeza, y luego terminé pensando que si continuaba, podría sufrir de estreñimiento.

"Me alegra ver que te has recuperado completamente, Harry." Dijo Keona en algún punto de la comida.

Una sonrisa poco natural iluminó mi cara. "Gracias."

No supe exactamente qué poseyó a Daniel cuando cogió un poco de sus verduras al vapor y las colocó en mi plato, "Deberías comer más para que no te enfermes."

"Gracias." Suspiré hondamente, y miré al techo, luego a Keona quien seguía sonriendo, luego a Louis cuyo rostro era inexpresivo, y finalmente de vuelta a Daniel que parecía tenso.

"También debes comer frutas," Añadió Keona, y lo único que hice fue parpadear y asentir.

Si mi pedido no es el tema principal, mis hábitos alimenticios lo son.

Como de costumbre, no importaba a cuántos Dioses le rezara, las cosas nunca salían a mi manera. La tensión en la mesa era obvia, dado que las conversaciones al azar simplemente salían de la nada y luego hush...silencio total. En un intento desesperado por terminar rápido con mi comida, corté el grueso bloque de carne con seis brutales cuchilladas. En el corte final, el cuchillo se deslizó sobre el plato de cerámica, y un pedazo de carne que había cortado exitosamente en rodajas saltó de mi plato, y voló a sólo unos centímetros de distancia del plato de Louis. El sonido de los utensilios siendo utilizados se detuvo cuando los tres me miraron con vagas reacciones, luego a la carne en medio de la mesa, luego a mí de nuevo.  

Oh Dios.

Me mordí el labio, pensando intensamente en cómo reaccionar ¿Debía sonreír y burlarme de mí mismo o seguir comiendo? Antes de que mi abanicado cerebro pudiera elegir, Louis decidió por mí. Su rostro inexpresivo enrojeció y las esquinas de su boca se elevaron en una enorme y maldita sonrisa. "Es carne Harry, no es el enemigo." Dijo, sonriendo de oreja a oreja.

Stranger »Larry Stylinson«Completa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora