15.- Confía en mi, que yo confío en ti.

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Era un dolor intenso, sentía como si fuese a estallar.

No era un dolor externo, no. El dolor provenía de mi interior, específicamente de mi cabeza. Haciendo que unas revolcadas enormes, produjeran una enorme nausea por vomitar todo en la vida. No estoy seguro de por qué actué así, pero podía echarle la culpa fácilmente al alcohol. Fue un acumulación de problemas, y problemas, que realmente mi cuerpo, especialmente mi cerebro no puede procesar ni mantener. Ojala el alcohol nos hiciera vomitar todos esos problemas, así por lo menos haría algo productivo o serviría como dicen, "para olvidar". De ese modo, todos nuestro problemas se irían con un simple vomito.

Pero no.

Estamos en la realidad, y todo esos problemas tengo que solucionarlos. Como también aprender de ellos. Obviamente no es fácil, pero debo hacerlos.

Max se encontraba en su cama sentado. Después de haberme mareado, y accidentalmente yo caer al suelo es lo ultimo que recuerdo. El me cargo y me llevo del carro a la Universidad, donde dormí hasta ahora. Me hice una pequeña herida, y llevando mi mano hasta ese pequeño dolor que sentía en mi frente, me di cuenta que tenia una especie de gasa puesta. Debía haberme curado el mismo.

-Me imagino que debes tener una resaca horrible -prácticamente en un susurro- Se que te acabas de levantar, pero estaba por irme a hablar con la Decana. Para hacerte un cambio de habitación, te sentirás mas cómodo, como me lo pediste.

Se levanto sin verme, agarro un sweater. Se lo puso en uno de los brazos, en modo en que los meseros llevan la bandeja de comida, al momento de distribuirla.

Realmente no merecía eso, el me había tratado como nadie lo habría hecho. La confianza en el cada vez crecía mas. Si hubiese querido hacerme daño, o si hubiese deseado matarme, habría tenido tiempo y la manera. En cambio, lo que hizo fue curarme, prepararme un te para la resaca, y dejarme acostado en la cama para que descansara. No es algo de daño que quisiera hacerme, así que lo mas conveniente es que no me esta mintiendo. Realmente es mi Ángel Guardián.

No podía dejar que nos cambiaran de habitación.

-¡Espera! -lo detuve en el pasillo, frente a la habitación. No estaba seguro de que iba a decirle, ni como reaccionar. Simplemente fue un impulso instintivo. - No hace falta el cambio. Digo, porque me gusta esta habitación, la brisa que pega por la ventana no es calurosa. Es bastante acogedora -tenia mi mano puesta en el hombro, e intentaba sonar amable-

- Emm, la ventana lleva todo el día cerrada -su mirada era desconcertada-

Mi cara debía estar completamente colorada. No sabia como decírselo.

Hice un suspiro.

-Te seré sincero -hice una pausa- Yo confió en ti, como tu confías en mi. Por una extraña razón, se que no me harás daño y eres sincero conmigo. Me disculpo por todo, me porte como un idiota ayer. Ahora mismo estoy pagando la consecuencia, que es esta horrible resaca que cargo encima -solté unas tres carcajadas- Quiero quedarme en esta habitación, no hables con la Decana.

Mi miro por unos momentos, como si no lo pudiese creer, y lo primero que hizo fue abrazarme.

-Gracias, de verdad gracias -dijo el-

-Gracias a ti, por cuidarme -sonaba medio cortada la frase-





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Simple Things (Wattys2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora