Capítulo 11

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No quiero ser idiota, no quiero llorar, no quiero ser débil. Estoy aislada, sola por mi elección y quiero hacerme cargo de mis decisiones. Se siente frío por dentro, pero quizás por fuera se aprecie de otra manera, no se.

Pasó una semana de mi ataque en la escuela, de él beso con Dominik, de mi dolor. Pero él tiempo no curo demasiado, como todos decían que pasaría.
Hice lo posible para no cruzarlo, a veces veía de lejos a su perfecta novia, pero por suerte ella no me notaba. Desde que me incorpore a las clases no tengo rastro de Iara, intente llamarla y nunca nadie contesto. Al principio me sentí mal pensando que ya no quería saber de mi, pero luego descarte esa idea y me sentí preocupada, de que las cosas en su casa hubieran empeorado. Porque Iara no me dejaría de esa forma, había algo en ella que me hacia creer eso.

Leymara sigue a mi lado siendo me fiel y apoyando me en todo momento, esta tarde tengo una cita con él medico, desde siempre supe que tenia que tener dos pensamientos en mente antes del veredicto final. "Lo aceptó, me aceptó." y "lo que pase de ahora en más, va a pasar." de esa manera me mantengo fría sin sentir demasiado, cuidando me.

-Si éstas en la fila procura moverte cuando esta avance.- Me dijo alguien detrás mio. Pestañeo y me muevo hacia la caja mirando detenidamente él menú.
Mientras pido y la cajera me sonríe falsamente, volteo disimuladamente mirando a la dueña de la voz que me habló hace instantes.
Era una chica de pelo oscuro, con un par de mechones rosas, muy bonitos.
Estaba seria y rápidamente se dio cuenta de mi indiscreta mirada, gire la cabeza nerviosa y tome servilletas mientas me traían mi pedido.
Luego de tener mi bandeja en la mano me dirigí a la mesa con Leymara, quien estaba con Elian. Hice una mueca y preferí buscar otra mesa, encontré una vacía al fondo cerca de los pasillos.
Luego de sentarme alguien toma la silla que estaba en frente de mi, frunci mis cejas ante él descaro de que alguien se sentara conmigo, queriendo reprochar me levanté y pude ver él rostro de Iara mirándome divertida.
Sonreí levemente mientras negaba con la cabeza luego de sentarme,¿es que siempre me iba a sorprender de esa manera?
-¿Qué te paso todos estos días?-pregunte calmada, sin presionar demasiado pero realmente quería saber.
-Problemas... algo que se complico aún más en mi casa.-se escuchó tan triste, suave y pausado.
No quise insistir más, quería que supiera que tenia mi apoyo, así que descaradamente agarre sus manos con las mías, juntándolas mientras la miraba fijamente. Estaba sorprendida, pero no se apartó. Su expresión me hizo pensar que había echo algo errado y no pude evitar él rojo de mis mejillas.
Cortamos nuestro contacto sin percatarnos de que eramos observadas, pero esa persona no tardo en acercarse a la mesa y dirigirse bruscamente a Iara con palabras que no entendí.
-¿Esta es tu manera de tomar él tiempo que "necesitas a sola"?- fue lo que prácticamente grito una chica, y entre las miradas de otras mesas a la nuestra, pude distinguir un mechón rosa caer de su pelo, era la chica de hace rato en la fila.
-¿Por qué me gritas? ¿Qué te pasa?-respondió Iara con un tono muy molesto. Yo no sabia que hacer, no entendía mucho y no podía ignorar todas las cosas que todo él mundo estaba murmurando.
De pronto Iara se levanto furiosa y tomó sus cosas para quedar cara a cara con aquella chica.
-No me jodas.-le dijo y me sorprendí de conocer esa faceta de ella.
Vino hasta mi y me tomo del brazo, arrastrándome junto a ella. No volteó a ver a nadie, ni a esa chica, yo también quería salir de allí y solo me deje guiar.

Perfectos desconocidosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora