CAPITULO 51

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Mientras la miraba sentí como el color de mi cara se borraba. ¿Por qué ella? Categóricamente me odiaba. ¿Por qué tenía que ser ella la que nos pillase? Se me cayó el alma a los pies mientras que una sonrisa lenta dibujaba sus labios.

¡Oh Díos, por favor que esto sea un sueño! ¡Por favor dime que esta clase era tan aburrida que me dormí y estoy teniendo ahora mismo una pesadilla!

-¿Que demonios?.- Con el ceño fruncido movió la cabeza, como si intentase resolver algún problema.

Bruno no se había movido y seguía pegado a mí, sujetándome contra la mesa, sus manos permanecían exactamente en el mismo lugar que estaban dos minutos antes que ella entrase en el cuarto. ¿Qué hacemos ahora?

Bruno va a tener muchos problemas, a mi me expulsarán, nuestras vidas quedaran destruidas, y todo por mi culpa. ¿Por qué tuve que llevar esta estúpida falda corta y tentarlo? ¿Por que tuve que llamar su atención y ser una maldita coqueta en el horario escolar?.

Soy tan idiota, y ha sido mi culpa al provocar esta situación.
De nuevo trague saliva y abrí la boca para intentar hablar; no tenía ni idea de lo que iba a decir, así qué esperaba que algo coherente saliese de mi boca.
Sin embargo lo que salió fue.

-Yo... nosotros... no.... no es.... de ninguna manera....- podría pegarme a mi misma.

Bruno seguía sin moverse, es como si estuviese congelado. Ni siguiera estaba segura si aún respiraba, pero una cosa tenía clara, tenía que quitarse de encima de mí y pensar en encontrar excusas de por que me estaba besando y de por que estaba casi quitada su camisa.

Le empujé el pecho, haciendo que se pusiese derecho, pero continuaba situado entre mis piernas, boquiabierto. Sus ojos estaban de par en par y su cuerpo tenso. ¡Bruno espabilate!

Me levanté rápidamente, tirando de mi falda y de la parte superior, poniendo todo en orden mientras me sonrojaba.

-Señorita Parkinson, no es lo que parece.- Bruno se defendió, sacudiendo la cabeza mientras salía de mis piernas y comenzaba a abotonar su camisa.

Ella se rió.

-Oh, esto no tiene precio. Volví para recoger mi libro, y me encuentro con esto. Es demasiado bueno para ser verdad.- Romilda reflexionó, sonriendo con satisfacción.

-Sr. Mars, pienso que podría haber conseguido algo mejor, lo que quiero decir, mírela, por Díos, es __(tn).- Me miró lentamente de arriba a abajo, asqueada, y mis ojos se llenaron de lágrimas, pero de ninguna manera iba a dejar que saltaran de mis ojos delante de ella.

Una enfadada expresión cruzó la cara de Bruno.

-¡Basta!.- dijo Bruno.

Ella sonrió dulcemente y se giró para recoger su libro que estaba encima de la mesa. No sabía que hacer o que decir; sólo podía pensar en que todo esto era por mi culpa.

Bruno irá a la cárcel por mi culpa.

Ella agarró el libro y se dirigió hacía la puerta.

-Bueno, ha sido un placer haberte conocido.- dijo ella, riendo quedamente.

Tragué el nudo que se me estaba formando en la garganta. Ella se lo iba a contar a alguien e iba a ocasionar un montón de problemas para ambos. Brevemente consideré mis opciones. La podía dejar ir y podríamos fingir que ella mentía. La podía agarrar, darle una tremenda paliza, después cortarla en pedacitos y esconderla en alguna parte. Podría rogarle que no dijera nada. O simplemente podría admitir la verdad y podríamos fingir que fue una locura del momento, una indiscreción que sólo ha ocurrido en esta ocasión.

A mí no me importa la edad [BM] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora