CAPITULO 52

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¿Qué demonios estaba haciendo aquí? ¿Y por qué me está sonriendo? ¿No debería de odiarme por haber arruinado su vida?

-¿Qué estas haciendo aquí?¿Y como has podido entrar en mi casa?.- pregunté, ceñuda sin dejar que le emociones me sobrepasaran.

Dulcemente me besó la mejilla, rodando de encima de mí para acostarse a mi lado. Mientra me miraba, una de sus manos jugaba con mi pelo.

-He venido a buscarte, por supuesto.- respondió él como si fuese un hecho obvio.

-Te llamé al móvil pero no cesaba de sonar y saltaba el contestador. Y respecto a como entre, sabía que tus padres no se encontraban todavía en casa y dejaste sin cerrar con llave la puerta de entrada.

Me di la vuelta para encararle. ¿Ha venido a buscarme? ¿Y a pesar de todo lo que pasó hoy, aún seguía queriendo verme esta noche?

-¿Has venido a buscarme? ¿Por qué?.- pregunte, mi voz se entrecortó, tan cerca de las lágrimas.

fruncio el entrecejo, con la mirada algo confusa.

-Bueno, pensé que teníamos esta noche una cita.- respondió él, mirando un poco preocupado.

No pude contener por mas tiempo mis emociones. Me eché a llorar. Él dio un grito ahogado y me abrazó estrechamente, acariciando con su mano mi espalda, consolándome.

-¿Linda, que pasa?.- susurró él.

Lloré mucho más fuerte al escucharle llamarme por mi apodo cariñoso. ¿Cómo iba a superarlo cuando me dejase por segunda vez? Esto ya era bastante doloroso y todavía no había dicho las palabras que sabía que saldrían en cualquier momento de su boca.

-¿__(tn)?.- Me separó un poco de él, cogiendo mi cara entre sus manos para poder mirarme.

-¿Por que estas llorando?.-
Tragué saliva, y el secó las lagrimas con su pulgar, mientras se deslizaban por mis mejillas.

-Pensé que ya no me querrías ver mas. Pensaba que me odiarías después de lo sucedido. Todo ha sido por mi culpa. Lo siento tanto, Bruno.- susurré, moviendo mi cabeza, pidiendo disculpas con mi mirada.

Aún mas confuso frunció el entrecejo.

-__(tn), jamás te odiaría. Y no fue por tu culpa, sino mía. Fui yo el que te besó; fui yo el que nos empujo sobre la mesa; yo soy el adulto; tenía que haber tenido mas juicio, haberme controlado más.- Quitó con un beso, una lágrima aislada, que caía por mi mejilla.

-¡Ha sido culpa mía... la falda... y ahora Romilda!.- Lloré, perdiendo otra vez el control.

Él suspiró y volvió a apretarme contra su pecho, acunándome dulcemente.

-Todo está bien. Tal como ella me ordenó la aprobaré, y todo estará bien. Con respecto de ser por culpa de la falda... era una falda bien sexy, pero mucho antes de escoger y ponerte esa falda hoy, ya estaba perdiendo mi auto control. Tarde o temprano hubiese sucedido, cada día que pasaba me era más difícil apartar mis manos de ti.- dijo él, disculpándose con la mirada.

Tragué saliva.

-¿No me culpas?.

Negó con ferocidad la cabeza.

-La culpa es mía, linda. Todo es culpa mía y, eso lo que contaremos si saliese todo esto a la luz. ¿Vale?.- dijo con dureza.

Fruncí el ceño y abrí la boca para protestar, pero él debió de saber que estaba a punto de discutir con él por que se rió y apretó sus labios contra los míos, silenciándome antes de poder articular palabra.

A mí no me importa la edad [BM] |Terminada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora