CAPÍTULO 10: AQUÍ VAMOS DE NUEVO

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Foto en multimedia:
Zayn Riveros

Mis ojos se habían abierto y lo primero que había visto era el rostro de Roxy recostado contra mi pecho, quise molestarle, pero preferí quedarme observandola.
Al poco tiempo ella también despertó.

-Buenos días.

Ella bostezó.

-¿Me estabas viendo no?

Que vergüenza, al parecer la había levantado.

-Eh... ¿lo siento?

Sonrió.

-No tienes nada de qué disculparte... acosador...

Eso último lo susurró burlandose de mí.

-Cállate; por lo menos te gusta como te acoso ¿no?

Hizo una mueca sarcástica.

-Presumido...

Sonreí orgulloso de serlo y dije:

-¿Me disculpas un momento?

Aclaré la garganta cambiando de tema.

-Sí, claro, ¿qué vas a hacer?

La ignoré mientras salía de la habitación y bajaba por las escaleras. Tomé unas cosas y las subí a la habitación. Apenas entré las reconoció.

-¡No que vergüenza!

Se tapó la cara.
Se sentía avergonzada porque lo que traía en mis manos era la lonchera.

-Quería ver con más detalle todo esto.

Me excusé sonriendo y sentandome junto a ella.

-Bueno, pues ya que.

Roxy cada vez me sorprendía más; adentro de esto encontré cartas de amor con mala ortografía y hasta tenía un diario y me dejó leerlo; además, por fín me había regalado esa manilla de color negro que me había comprado para cuando cumplí doce años.

Mientras leía su diario en mi mente, ella se durmió un rato más, pues aún no amanecía y estaba cansada.

Luego de haber leído más de la cuenta del diario de Roxy, ella se levantó.

-¿Encontrasete algo interesante?

Claro que lo había hecho, pero no le daría el gusto de decirselo.

-Como cualquier otra adolecente.

Lo dije en tono sarcástico porque era obvio que no era como cualquier otra adolecente; tenía cosas muy personales y profundas, y saber que se había abierto a mí de esa manera me alegraba mucho.
Ella había entendido el tono sarcástico, pero yo no le había dicho cuáles eran esas cosas interesantes que había encontrado.

-¡Oh por Dios!

Se exaltó ella.

-¿Qué sucede?

Pregunté con voz ronca.

-¡Mira las horas!

Me mostró su celular, eran las nueve de la mañana.

-¡No puede ser, hoy se casa mi mamá!

Me exalté al igual que ella y me levanté rápidamente.

-Si quieres te das una ducha y sales.

Asentí y entré a bañarme rápidamente.

Al salir y haberme cambiado esperaba que me tuviera algo de desayunar, se me olvidaba que había amanecido con Roxy y no con una chica dulce.

LICENCIA PARA AMARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora