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Desperté al sentir un gran ardor en mi pecho. Las lágrimas se instalaron en mis ojos antes de que abriera los ojos. Oía los autos, la calle, la sirena. Estaba confundida, perdida. Abrí los ojos y me topé con la mirada de mi hermano, cargada de dolor. Los recuerdos hacían agua en mi mente y no entendía nada. Un médico o lo que fuera, presionó un algodón contra mi cintura y no pude evitar soltar un grito ahogado. Ardía. Ardía mucho pero, al menos, las huellas de Benjamin no estaban, ya no.

Narra Zayn.

Su grito me zumbaba en los oídos y mi piel volvía a erizarse tras cada segundo que pasaba. Los enfermeros de la ambulancia se encargaban de su cuerpo, pero yo no podía verlo, no otra vez. Por esto me centré en su rostro, dulce, angelical, puro, mío. Mi hermanita estaba ahí, no en el piso de un baño lleno de sangre y partes de piel, sino ahí, frente a mi, con la mirada confundida y la inocencia marcada en cada una de sus dulces facciones. Si. Ella era mi Lissy, estaba ahí, pero el cuerpo era de otra persona completamente diferente.

Me miró y me contuve el impulso de abrazarla. Lucía asustada, como cuando iba a que la vacunaran, como cuando veía una cucaracha, como cuando tenía una pesadilla. Creo que, por primera vez, era consciente de que había sobrepasado sus límites pero no parecía arrepentida.

-Ya no está.-murmuró y tomé su mano entre las mías, llevándolas a mis labios.

-¿Quién no está, mi vida?-pregunté tratando de mantener mi voz sin temblor alguno.

-Las huellas de Benjamín.-musitó y sonrió con suavidad. Me vi obligado a bajar la mirada.- No llores.-pidió y volví a besar su mano.

-Te amo.-susurré, porque me sentía que era lo único capaz de decir en ese preciso momento.

Ella lo había hecho para borrarlo de su piel. A ella le dolía. Ella solo quería ser feliz. Volví a besar su mano una y otra vez mientras ella me miraba como cuando era chiquita y yo llegaba con una bolsa de caramelos o un juguete nuevo.

Al bajar en el hospital, la apartaron de mi y ella comenzó a llorar más y más. Recordaba la última vez que había estado en un hospital, no quería dejarla sola esta vez.

-Zayn, no los dejes. Zayn.-lloraba queriendo correr hacia mi. Noté que se hacía daño en las heridas al intentar soltarse del agarre de los médicos y me acerqué.- Zayn.

-Princesa,-murmuré, tomando su rostro entre mis manos.-Tenes que ir con ellos, tenes que estar bien. No voy a dejar que nada pase esta vez. Lo prometo. Necesito que te curen. Quiero ir a casa, Lissy.-dije y las lágrimas huyeron de mis ojos.-Quiero que estés bien para poder ir a casa con vos y tener la vida feliz que te prometí. Solo quiero volver a casa.-lloré y ella me rodeó con sus brazos.- Dejalos que te curen. Te prometo que no voy a dejar que nada te pase.

Narra Lissy.

Me sentí mas tranquila al salir del hospital. Tomé la mano de mi hermano y él me sonrió a medias. Quería decirle que todo estaba bien, pero ¿Realmente lo estaba? 

-Vamos a casa.-susurré.

-Lo que hiciste fue una locura.-soltó.- No quiero que vuelvas a hacerlo nunca. No quiero que vuelvas a pisar un hospital, Lissy.

-Solo quería olvidarlo.

-¿Te sentís mejor ahora?-asentí con suavidad. Realmente me aliviaba ya no tener rastro de las manos de Benjamín en mi cuerpo.- Entonces ya está, no hay motivo para volver a cometer una locura como esa.

Acaricié su brazo con suavidad y él se volteó a abrazarme. Le devolví el gesto y cerré mis ojos. No le diría que me dolía el cuerpo. No diría absolutamente nada que lo apartara de mi. Porque, ¿Dónde estaría ahora si mi hermano no hubiera notado que llevaba demasiado tiempo en el baño?


No confío en él.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora