Capítulo 16

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Sabía que me esperaba un castigo después de decir todo lo que he dicho. Estoy atada a una silla. Me escuece el labio y creo que no llevo más que la ropa interior porque tengo frío y nada pesado cuelga de mí. Las luces se encienden. Luces blancas y puras que me hacen cerrar los ojos para no cegarme.

-Pensaba que mi hija me lo contaría todo- dice la voz del presidente Snow. El olor a sus rosas inunda la habitación.

-No todo el mundo le tiene que contar todo.

-Pero sí mi hija ¿Qué he hecho para que me traiciones así pequeña Katerina? Te adopté, te cuidé...si no fuera por mí estarías sufriendo en el distrito doce.

Cuándo iba a responder el presidente cogió mi mano. La mano dónde tengo mi anillo de compromiso. Lo miró unos segundos y me lo quitó de la mano.

-Llevaba años planeando tu compromiso hasta ahora. Panem te ama aunque tú la quieras ver muerta y quieren que Cato sobreviva para que seas feliz pero me encargaré de que desaparezca- dice con una sonrisa cínica en sus gordos labios- te mataría pero no quiero revueltas. Te irás al doce en un retiro forzoso. Vivirás en la villa de los vencedores, al fin y al cabo eres mi pequeña vencedora, podrán acompañarte dos avox. Para mantenerte ocupada vas a controlar a los agentes del doce.

Quiero gritar de la frustración. Quiero estar cerca de Haymitch, de Finnick, de Lussy pero sobretodo de Cato. El presidente empieza a salir de la sala. Empiezo a llorar pero sin poder taparme el rostro ya que estoy atada de pies y manos. El presidente se queda un segundo en la puerta, viendo cómo sufro.

Dos agentes me llevan a mi habitación. Me tiran sobre el frío suelo como si fuera un saco de patatas. Soy su superiora, tengo casi tanto poder cómo el presidente pero mi reputación habrá caído al verme todo Panem enamorada de un tributo.

Me incorporo. Me acerco a mi escritorio y saco un teléfono. Llamo a Finnick. Quiero la carta de Cato. Tanto él cómo yo estamos muertos. También llamo a Luna y a Lussy, quiero despedirme de ellas.

Me siento en mi cama, a la espera de que Finnick, Lussy y Luna lleguen. Dos avox entran y empiezan a recoger mis pertenencias. Me quedo mirando a la ventana. Ojalá pudiera volver a los Juegos y ojalá pudiera ver a Cato una última vez. Ojalá estuviéramos en el distrito dos dónde eramos más menos felices. Pero no puedo volver a esos momentos.

La puerta de mi habitación se abre. Finnick, Luna y Lussy entran. Lussy se acerca corriendo a abrazarme. La abrazo y veo como Finnick y Luna no despegan sus ojos del suelo. Me separo de Lussy y Finnick me tiende la carta. La cojo con mis manos temblorosas y la dejo en mi escritorio. Finnick me abraza y besa mi coronilla.

-¿Un último consejo?- le digo al borde del llanto.

-No dejes que el dolor te domine. Mi niña fuerte como una roca.

Asiento y me separo de él. Luna ya está llorando. Sonrío y la abrazo.

-Voy a estar bien Luna.

-Prometemelo Katerina- dice mientras acaricia mi mejilla.

-Te lo prometo Luna.

Llaman a la puerta de mi habitación. Dos agentes entran en mi habitación. Es la hora. Es mi hora.






La niña del CapitolioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora