Silencio. El tranquilo y apacible silencio. Cierro los ojos y me concentro en ese silencio que me rodea. No quiero ver los Juegos. No quiero ver cómo Cato va a morir. Un crujido suena a mi izquierda.
Abro los ojos y veo a un chico de piel olivácea, ojos grises y pelo castaño. Tiene dos conejos en sus manos. Me mira entre furioso y alarmado.
-No puedes estar aquí- dice muy serio.
-Tú tampoco- me levanto de la roca y me voy acercando a él. Es alto y fuerte aunque cómo casi todo el distrito doce tiene pinta de pasar hambre- y no puedes cazar.
-No quiero morir de hambre, ni voy a dejar que mueran de hambre mi familia.
Un cañonazo de las enormes pantallas que hay en la plaza suena. Cato. No soy capaz de moverme de ahí.
-Sé quien eres- dice muy serio y mirándome por encima- la niña del Capitolio.
-¿Así me conocéis en el doce?- le digo intentando sonar irónica pero no puedo. No soy capaz de hacerlo, estoy demasiado furiosa.
-En todos los distritos te conocen así. Eres la hija del tirano. La niñita de papá- el chico sonríe con sorna.
-El presidente no es mi padre- le digo furiosa- Nunca lo ha sido y nunca lo será.
El chico sonríe. Ahora mismo le haría quedarse en el suelo, llorando de dolor...La única que quiere llorar de dolor soy yo. Hay demasiados malos sentimientos en el doce. Para mí y para todos.
-También eres la sobrina de Livia Bright, la lavandera, y de Valeria Holden, la modista... ¿no?
Valeria Holden...tengo otra tía. Será de la hermana de Cole.
-Llévame ante ella. Quiero conocerla- el chico sonríe y me hace una seña de que lo acompañe.
Le sigo por el barrio comercial, después de haber vendido los conejos en el quemador. Me fijé en cómo me miraban los ciudadanos de la Veta. Expectantes y aterrorizados. En sus rostros se leía: Tened cuidado de no hacer nada malo, es la niña del Capitolio. Os puede denunciar.
-Aquí es- dice mientras me señala una tienda polvorienta con un cartel que reza: La mercería de los Holden- ¿quieres que te espere o sabes volver?
Le hago una seña de que espere. Todavía no me sé orientar por el distrito doce. Él sonríe y se sienta en las escaleras.
Abro la puerta de la mercería y entro. Una campanilla suena en el momento en el que entro. Una chica rubia de ojos grises, muy delgada y con arrugas entra en la tienda. Se la ve marcada por el hambre y la tristeza. Detrás suyo hay una foto de ella, sus padres, una chica, un chico y Cole cuándo eran jóvenes.
-Anna...- dice seria- pensaba que el viejo nunca te dejaría venir o si lo hacía que se asegurara de que Livia y yo estuviéramos muertas.
-No entiendo de lo que está hablando, señora Holden...
-No me llames señora. Ni que tuviera setenta años. ¿Quien te ha traído? ¿Livia?- pregunta mientras se acerca a la ventana de la tienda y mira- Ag el que me faltaba. El mojabragas.
Mi tía entra en una habitación que hay tras el mostrador de la mercería. Paso el mostrador y entro en un pequeño salón, habitación y cocina. Mi tía se sienta en uno de los sillones y yo lo hago en el otro.
-¿Qué tal tu chico?- me pregunta mientras mira en el interior de una caja de latón.
-¿Cómo sabe que tengo novio?
-Ts Haymitch me ponía al día de tu vida- dice mientras me mira- si la pequeña tal, si la pequeña cuál... Nunca te habló de mí ¿no?- Niego. Ella pone los ojos en blanco y sigue buscando en la caja- típico de ese viejo borracho. Bueno no me has respondido a la primera pregunta.
-Es...está en los Juegos- le digo temblando. Haymitch nunca me dijo que tuviera familia.
-Oh...no lo sabía. Desde hace años que no veo esa mierda...desde que se llevo a cuatro miembros de mi familia.
-Perdón por preguntar...
-Ah aquí está- dice sacando una carta y una foto triunfalmente- la última carta de Anna y Cole, su última voluntad ¿Te lo leo?- Asiento. Ella se aclara la garganta y comienza a leer.
Querida familia:
Todos estamos bien. Por ahora. Anna está cada día más nerviosa por el nacimiento del bebé que por cierto nos han dicho que va a ser una niña. La pequeña está bien y va a nacer sana a pesar de nuestra situación en casa. Todo el Capitolio está haciendo lo posible porque Anna no vaya aunque el presidente no va a aflojar porque una chica se haya quedado embarazada en plena edad de ejercer de tributo.
Los estilistas están entristecidos. Pensar que una tributo lleva un bebé con ella les entristece pero también pueden jugar con eso haciendo que sus trajes sean más increíbles y llamen la atención de todo Panem. Todos quieren hacer lo posible por salvarla. A ella y a la niña.
No hemos decidido el nombre de la niña. Queríamos llamarla o Valeria, cómo mi preciosa hermana mayor, o cómo su maravillosa madre, Anna. Haymitch va a hacer todo lo posible para ayudar a Anna y a la niña.
Sí. Prefiero no vivir y que se salven ella a vivir sin ellas. Espero que lo entendáis y que aunque os duela sepáis entenderme. Sé que ellas van a hacer algo grande sin mí. Sé que mi hija va a ser algo grande.
Bueno... en unas horas me voy a la sala de lanzamiento. Anna sigue durmiendo. Necesita descansar para poder huir.
Os quiero. Un beso para ti mamá, otro para papá. Valeria cuida de ellos, por favor, y de Diana y de Justin. No dejes que nada les pase a ninguno.
Cole
P.D.: Anna está desayunando. Hemos decidido que Haymitch sea el tutor legal de la pequeña. Vosotros también tenéis derecho sobre ella, al igual que la familia de Anna.
-Esta carta nos la dio el borracho cuándo volvió del Capitolio- dice riendo- que el viejo te había adoptado. Que el asesino de sus padres la quería como una hija.
-Nunca me ha querido- le digo sorprendida- me delegó a unos agentes en el distrito dos. Nunca quiso saber de mí hasta...
-¿Hasta que te convertiste en la chica más fiera, atractiva, sensual y mortífera de todo Panem? Créeme, Katerina, lo sé. Todo Panem lo sabe. Después de que el viejo se quedara contigo, mi madre murió de depresión. Al año siguiente mi hermana pequeña ,con doce años, se presentó voluntaria. Obviamente murió. Después murió mi padre y mi hermano en una explosión en las minas.
-Lo siento- le digo apenada. Mi tía sólo sonríe y me mira- Haymitch tenía razón...eres igual que ella pero con la sonrisita de mi pequeño hermano...aunque corrompida por el Capitolio.
-No estoy corrompida por el Capitolio.
-¿Cómo lo vas a demostrar pequeña Snow?
-¡Kat!- grita el chico del bosque- tenemos que irnos
Me levanto del sillón y salgo de la mercería. Siento los ojos azules de mi tía clavados en mí. El chico de la Pradera me coge la mano. Le miro y por un segundo no veo a ese chico sino que veo a Cato.
-No te separes. Van a salir ya los mineros- dice mientras me arrastra hasta la Villa de los Vencedores- ¿Qué tal tu sesión con la loca?
-No está loca- le digo enfadada- sólo está sola...
-Ya ya. Mi madre es su mejor amiga y la llama la loca. La conoce desde hace cuarenta años y tú a ella desde hace...¿cuánto? ¿unos minutos?
-Idiota.
-No. Soy Gale.
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La niña del Capitolio
FanfictionMi vida ha girado en torno a los Juegos, nací allí y he crecido observando muy cerca todos y cada uno de los detalles que giran en torno a ellos. Mi padre, Cororiolanus Snow, es el que me ha convertido en lo que soy ahora: un arma contra los rebelde...