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Mi espalda ruge de dolor, el dolor fue lo que me despertó. Esperen...

¡Yo no debí haber dormido!

Intenté ponerme en pie rápidamente pero a mi espalda lo le agradó,
—Mierda, mierda—  dije mientras me acomodaba mejor, el suelo frío de la torre no fue un buen colchón.

—Hey calma, tienes gruñidos de caminante esta mañana— dijo Daryl entrando en la pequeña sala.

— ¡Tu!— dije señalándolo, —No debiste dejar que me durmiera, teníamos que vigilar.

—No tengo que andar dándote ordenes, ¿Eso no fue lo que me dijiste?

Okaaay,  el hombre tiene un buen punto. Igual no importa. —Pero el trabajo era de los dos, que tal que me hubieras necesitado, debías dar una ronda, me quede acá durmiendo y si nos atacaban.

Daryl bufó, —Yo puedo defenderme solo, además no estás en condiciones esos puntos tienen que secar.

Seguí con mi intento de pararme y cuando vi que definitivamente soy una inútil me rendí, el cazador se burló de mí, —¿Vas a dejar de ser tan testaruda y pedir ayuda?

Yo gruñí pero no me negué cuando me tomo de la cintura para levantarme, entonces Daryl toco la costura en mi costado derecho haciéndome saltar.

—Lo siento— dijo cuándo se dio cuenta de que me lastimaba.

Otra vez estábamos demasiado cerca para lo que a Daryl le gustaría. —Creo que ya me puedo sostener—  dije en un susurro. La verdad Daryl me hace sentir incómoda pero no de mala manera,  me pone extrañamente nerviosa.

Algo confundida caminé hasta la celda y me tire de cabeza a mi cama, tenía tanto sueño que de una me dormí.

No por mucho. Cuando sentí a los demás en el piso de abajo, con toda la pereza del mundo me levanté. Daryl no está en la celda.  Tomo la ropa que hay regada, voy a lavar que falta ya me hace, además necesito conseguir algo de ropa, llevo mi ropa y de Daryl, aunque él no tiene mucha sucia o al menos que yo vea por acá.

Voy saliendo cuando me tropiezo con el hombre que se queda mirando las prendas en mis manos, levanta su habitual chaleco —¿Para donde llevas mis cosas?

—A incinerarlas, tienes una peste— digo en broma y el hace su típica mueca. Me podría acostumbrar a esto. —¿A dónde crees? Voy a lavar, es cosa de chicas— dije levantando una ceja.

—Ni creas, ya tengo suficiente con Carol—  No pude evitar una sonrisa de oreja a oreja y el cazador se dio cuenta, —Yo, yo puedo hacerme cargo de mis cosas— dijo entre dientes.

Eso seguro, siempre había una pela con Carol y Beth a la hora de lavar por querer llevarse su ropa para lavarla con la de los demás. El tipo no parece darse cuenta de que con tantas responsabilidades pronto tendrá que dividirse en dos.  Un poco de ayuda no le viene mal a nadie y para eso somos un grupo.

—Bueno, si tanto quieres lavar con gusto te dejo la ropa interior— dije esparciendo en el suelo la ropa en mis manos y el cazador se apresuró a tomar lo suyo, yo estaba intentado contener una carcajada, —Pero yo tengo que ayudar en el trabajo de la prisión, si me disculpas—  le arrebaté el chaleco de sus manos y me fui a lavar, igual no era mucho y yo con él si tengo una deuda muy grande, que ni lavandole hasta el trasero al hombre podré saldar.

Colgué todo para que se secara y me dirijo a la cocina con un hambre atroz —Buenos días— Saludé a Hershel y Beth.

—Creo que alguien anda  de buen humor— dijo el anciano, yo respondí con una sonrisa. Desayunoalmorcé con ellos mientras la rubia le daba de comer a la pequeña y Hershel me decía algo de organizar una enfermería con un dispensario para todo lo que tenemos de medicinas y cosas así. Quedamos en plantearlo bien, lo primero que vino a mi mente fue la historia de cómo perdió su pierna mientras buscaban la enfermería.

Hopeless -TWD-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora