Mierda, No Morí

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¡Mierda, no morí!

Fue lo primero que pensé mucho antes de abrir los ojos. El dolor me hizo saber que aún estoy respirando, tomé una gran bocanada de aire, sentí una punzada en el pecho y la cabeza, me duele desde el pelo hasta las uñas, pero la cabeza y el pecho son un caso especial.

Sin querer aplazarlo más que igual ya estoy metida en esto, entonces, a  tomar el toro por los cuernos, abro los ojos, hay mucha luz. Cuando puedo empezar a distinguir rostros, me encuentro con un panorama que no esperaba. A mi lado hay un hombre canoso con una sonrisa que  apenas distingue y  una mirada muy cálida, junto a él una linda chica rubia que me saludó y preguntó cómo me sentía.

Decido no responder, al menos por ahora, en cambio  intento levantarme, pero mi pecho protesta y necesito ayuda del anciano, me doy cuenta de que estoy en una... ¿Celda?

Sí, eso creo, jamás he estado en una.

Junto a la reja se encuentra un hombre asiático con una gran sonrisa y una chica tomada de su brazo, esos dos parecen optimistas, en cambio a su lado hay un hombre con sus manos en la cadera y una mujer de cabello corto y cara de muy pocos amigos.

¿Toda esta reunión por mí? Vaya, me siento halagada.

Esta gente no es mala.

¿Por qué lo sé?  fácil, yo he estado en su lugar y también he visto esa mirada muchas veces en otros.

La parte humana que aún conservamos nos pide a gritos ayudar a quien lo necesita, pero la parte racional, encargada de la supervivencia y que nos ha traído hasta hoy vivos, entra dando golpes para noquear a la parte sentimental y recordarnos que no todos los que andan allá afuera son como la dulce caperucita en el bosque, ya de esas persona no quedan, si llegamos hasta hoy no fue recogiendo flores y repartiendo besos.

Solo intentan hacer lo mejor que pueden. No puedes estar seguro de que con esa persona estás comprando tu salvación cuando todo se vaya a pique, o si por el contrario, sea quien haga que eso suceda más pronto de lo esperado, solo están resistiendo, como todos.

—Idiota, ¿Quieres que te recuerde lo que pasó en el último grupo del que pensaste lo mismo?—

— ¡Hey!— le regañé  —Eso fue un golpe muy bajo

Al recordar lo que pasó en ese grupo me alarme, instintivamente puse mis manos sobre pecho y vientre y comprobé que la faja seguía ahí.

—¿Recuerdas tu nombre pequeña?— Dijo el hombre a mi lado.

Mi garganta dolió y no podía hablar, es como si los mordedores me hubieran arrancado la lengua, asentí y todos me miran con expectativa, —Emilie— logré decir.

Emilie Jackson.

Hopeless -TWD-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora