XXII

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Una semana después, Harry salió del hospital. Con la ayuda de los chicos, pudimos llevarle a casa.

Yo ya había cumplido dos meses de embarazo, y aunque no se me nota para nada la pancita, los antojos y los achaques son insoportables. Un día me hizo comer carne, que decirles.

En este momento, estaba cambiándome de ropa, ya que tengo cita con el ginecólogo para comprobar que todo esté bien con el crecimiento de bebé, así que una vez que me cambié de ropa, pasé por la habitación dónde está Harry reposando, ya que su herida al costado izquierdo (por la operación) aún no se ha curado bien, y necesita reposo y tranquilidad para que lo haga.

Cuando abrí la puerta, él me miró de arriba a abajo, y me sonrió

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Cuando abrí la puerta, él me miró de arriba a abajo, y me sonrió. Louis estaba con él, ya que es quién lo cuidará mientras yo iré a la cita, acompañada por Zayn.

— Hola, ¿cómo te sientes hoy? –le pregunté acercándome a él.

— Bien. ¿A dónde irás? Te vez muy guapa –me dijo sin dejar de sonreír.

Me sonrojé un poco, ya que me lo dijo frente a Louis, y además, porque ésta es la primera vez que me lo dice, desde que habla.

— Iré por unos papeles que necesito mostrarte luego. Volveré pronto –le dije sonriéndole también.

Me acerqué más a él, y le di un pequeño beso en la frente.

— Cuídamelo bien, Louis –le pedí a Louis, antes de empezar a ajelarme.

Antes de cerrar la puerta tras de mi, le lancé un beso, pero su rostro no era el que esperaba. Estaba triste. Y eso me hizo preguntarme por qué.

Zayn me esperaba en su auto cuando salí al porche. Rápidamente subí, aún con la duda en mí. Durante todo el camino me la pasé viendo hacia la ventana, y me a alegré por que Zayn no me preguntara nada. Porque siendo sincera, no sabría qué responderle.

Cuando llegamos al consultorio del doctor, la asistente los hizo pasar rápidamente.

La ginecóloga Gigi, fue muy atenta, y luego de revisar que todo estuviera en orden, me entregó unas pastillas para el hierro y zing que necesito. Me imprimió una ecografía donde se ve el útero con mi pequeño bebé en él, ya que se la pedí para mostrársela a Harry cuando llegáramos a casa.

Luego de despedirnos de ella, fuimos al centro comercial a comprar algunas cosas para Sarah, quién ahora es novia de Zayn. Así que mientras él lo hacía, yo fui a comprar algunas cosas para Harry y Darcy, y también para el nuevo bebé. Compré algunas almohaditas de color celeste, y dos mamelucos blancos, ya que todavía no sé el sexo, porque duh, tengo dos meses.

Una vez que terminamos, fuimos a ordenar algo de comer a KFC, y partimos a casa nuevamente.

Una vez que entré, subí a dejar las bolsas a mi habitación, y caminé con los papeles de la cita en el ginecólogo, a la habitación de Harry. Louis no estaba en ella, y Harry estaba dormido.

Me acerqué lentamente, y toqué su cabeza, acariciando su cabello sedoso. Él suspiró, y lentamente abrió los ojos.

— Volviste –susurró buscándome con la mirada.

— ¿Me extrañaste? –le pregunté riendo.

— Sólo cuando respiraba –me dijo también riendo.

Me senté en la orilla de su cama, y me encogí para besarle suavemente los labios.

— Tengo los papeles que quería mostrarte –le susurré cuando nos separamos.

— Ahora no quiero verlos –me dijo de golpe girando la mirada, hacia el lado contrario.

— ¿Por qué no? –pregunté confundida.

— Sólo no quiero y ya –respondió entre dientes.

— ¿Sabes al menos, de qué tratan? –reí ante su actitud.

— Sí, es muy obvio Ariana.

— ¿En serio se nota? Pero ni siquiera he engordado –suspiré mirando mi vientre plano.

— ¿Por qué engordarías al divorciarte de mi? –preguntó confundido, esta vez mirándome.

— Porque... Espera, ¿qué? –le miré impactada–. ¿Tu piensas que los papeles son del divorcio? –le pregunté cubriendo mi boca para evitar reír a carcajadas.

— ¿Qué más van a ser? Cuando me dejaste, en la carta escribiste que luego me enviarías el divorcio –se encogió de hombros–. ¿Por qué no me los darías ahora que me tienes al frente? Después de todo cometí adulterio, y entiendo que ya no me quieras cerca –dijo él sin ánimos.

— Harry, los papeles no son del divorcio. Aunque haya pasado todo lo que pasó, te sigo amando –admití–. Lo del divorcio fue sólo una loca idea de mi enojo. Y aunque me fuiste infiel, te perdono. No hay rencores, simplemente deseo que si quieres estar conmigo no lo hagas más, y si no, lo entiendo. Después de todo, podemos ser amigos, tú eres el padre de mis hijos –le expliqué.

— Nena, sólo tenemos una hija –sonrió.

— Uhm, en siete meses más, no –le di una sonrisa torcida, antes de entregarle la foto de la ecografía.

Él miró la foto, y pude ver como sus ojos de repente se ponían más claros, y dejaban a la vista dos enormes gotas de agua cayendo por sus mejillas.

— ¿Es esto real? –preguntó sin apartar la mirada de allí.

— Sí, muy real –le dije riendo.

Él me miró y me tomó la mano.

— Gracias. Gracias por darme una tercera oportunidad, por hacerme el hombre más feliz del mundo al darme una familia real. Te amo tanto Ariana, te prometo que no te defraudaré más. Eres mi todo ahora –susurró sin dejar de mirarme.

Esa tarde, ambos lloramos y prometimos muchas cosas para nuestro futuro, pero lo mejor de todo fue que volvimos a intentarlo con la esperanza de que ésta vez, sea para siempre.

We 3: Why try? ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora