Otra vez cazado

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Los ojos verde esmeralda brillaron con furia ante esa mirada burlona que le dirigián esos ojos del mismo color, aunque más claros.

Otra vez. La historia se volvía a repetir, ese tira y afloja que no quería parecer terminar nunca y de la que el español ya estaba muy harto. No quería seguir jugando al pilla pilla por mucho más tiempo, pero Arthur...Arthur tenía otros planes. ¿Por qué no le dejaba en paz de una puñetera vez? Esa era la gran pregunta que se formulaba Antonio cuando el otro se aproximaba con su barco, dispuesto a abordarle una vez más.

Esa tarde se había presentado tormentosa, una señal de que el día no iba a acabar como el iberico esperaba ya que, cuando quiso darse cuenta, los piratas habián vuelto a atacar, pasando las pasarelas y colgando las cuerdas para apropiarse de su barco. Todo muy rapido. cada trueno que sonaba a lo lejos era coreado por el grito de algun inglés euforico, por el sonido de un cañon o el de los metales al encontrarse en esa mortal batalla. Los cadaveres de sus marineros se amontonaban ya por la cubierta mezclando el olor a humedad, óxido de la sangre junto con el salitre del mar.

Antonio trataba casi con desesperación proteger a sus hombres, pero le resultaba casi imposible, los piratas les superaban en número y el factor sorpresa había sido fundamental, aunque claro, ¿qué otra cosa se podía esperar de los ingléses? Ellos no conocían el juego limpio y eso del honor les debía de sonar a cuento chino. El castaño se movío con agilidad, cargandose a todo enemigo que se le pusiera por delante hasta que finalmente se encontro con el capitán pirata: Arthur Krikland. Su rostro se levantó orgulloso, mientras apuntaba con su espada al rubio, retándole. Últimamente no había parado de perder contra él, y ese día no se encontraba con muchas fuerzas, pero no iba a dejar que le sometiera, dejar que su barco cayera en las avariciosas manos britanicas.

Arthur entre tanto le miraba confiado, vestido con esa casaca roja como la sangre de las victimas que se había cobrado. Su gesto era altivo, buscando provocar al español mientras le miraba sobervio a la vez que la lluvía caía sobre sus cabezas, haciendo que sus cabellos se pegaran a la frente.

-Nos volvemos a encontrar, spaniard...-Comentó con una sonrisa sarcastica y a la vez afilada como el filo de su espada- Aunque no pareces muy alegre de volver a verme...-Dió un paso al frente, con falsa intención de amistad.

-¿Acaso te sorprende? ¡Eres un canalla que siempre ataca por la espalda!- La rabia del castaño era notable. Retrocedió el paso que avanzó el otro, le temblaba todo el cuerpo debido a la impotencia que sentía al saber que aquello ya era casi una batalla perdida. Él era el unico español que quedaba en el barco- ¡No eres más que un rastrero y un envidioso! ¿Por qué no me dejas en paz?-Exigió saber, reuniendo todo el coraje que tenía.

El rubio chasqueó la lengua, haciendose el ofendido pero disfrutando enormemente su triunfo. Le divertía que el español se pusiera tan gallito apesar de que ya lo tenía todo perdido. En fin, al menos le daría la satisfacción de luchar para que no se sintiera tan miserable después de todo.

-Hablas mucho pero muerdes poco, Anthony. ¿Acaso no ves que te acabó de vencer?- Movió la cabeza a ambos lados haciendo una negativa, como si regañase a un niño- Si te rindes ahora, puede que luego sea amable contigo- Las ultimas palabras las dijo con saña sin pasarle inadvertido el bufido que pegó el otro. Su sonrisa se hizo más sadica al escuchar la respuesta

-¡Yo no me voy a rendir y menos ante ti!- Exclamo orgulloso, avalanzandose sobre el rubio con una estocada que, por desgracia, fue parada con extrema facilidad- Te juró por lo más sagrado que voy hacerque te arrepientas de todo el mal que estas provocando-Siseó, volviendo nuevamente a la carga.

Ambos atacaban y defendián por igual, aunque el cansancio se podía notar en Antonio, que desde hacía días se sentía más debil y dolorido a causa de los constantes ataques ingléses a su persona. Arthur en cambio, se veía muy seguro, fuerte y elegante, capaz de acabar con el español en cualquier momento, cosa que no hacía porque sería demasiado rápido para su gusto. Paraba cada feroz ataque español con soltura, como si fuese él el que llevará el control de esa especie de danza mortal que decidió acabar en cuanto ambas espadas se cruzarón en forma de "X", dejando los dos rostros muy cerca el uno del otro. Sonrió con malicia la ver que el castaño ya estaba al borde de sus limites y de como aún así le debolvía la mirada con orgullo, como si aún pudiera hacer algo para vencer.

Realmente no podía evitarlo.

-Reconocelo, has vuelto a perder...-Susurro cerca del oido del contrarío, notando como este se estremecia por ello- Nunca venceras y por muy estupido que seas, ya va siendo hora de que te des cuenta de ello.

Antonio fruncio el ceño, sacando fuerzas de donde ya no quedaban para apartar a su enemigo, causandole un corte que aunque no fue muy profundo si fue lo suficiente como para que empezase a sangrar. La cara de sorpresa de Arthur era enorme, aunque claro ¿Qué otra cosa podía esperar del mismisimo pais de la pasión donde cualquier cosa ardia con la más minima chispa?

El inglés decidió acabar de una vez el duelo.

Reponiendose de el empujón, se movío agilmente hacia su derecha, esquivando sin esfuerzo la estocada llena de odió que le dedico el español y que seguramente le habría dejado una herida muy fea que hubiera lamentado. Acto seguido interpuso su pie entre las piernas de Antonio, probocando que trasstavilase y perdiese el arma que cayo no muy lejos. Arthur solo tuvo que empujarle para tenerle donde quería: Tirado en el suelo.

El español intento desesperadamente levantarse, pero en cuanto apoyo las rodillas y estiro la mano en busca de su espada, la pierna del rubio piso su espalda con fuerza, clavandolo en el suelo y haciendo que el dolor que sentía en su cuerpo se incrementase. Un jadeo salio de sus labios cuando solto el aire de sus pulmones. Casi podía ver la sonrisa triunfal del britanico mientras se agachaba detras de él y apoyaba aún más la pierna en su espalda.

-M-Maldito tramposo...Pirata de mie-mierda- Las palabras se escapaban de su boca con esfuerzo debido al peso contrario- ¡No eres mas que una vil rata!

-Shhhhhhh, ¿No suelen decir que en la guerra y el amor todo vale? Pues yo solo tomo lo que por derecho me pertenece, Anthony- Su tono era sugerente y juguetón mientras lo susurraba justo detrás de la oreja del iberico que no dejo de forcejear tras oir eso- Siempre lo tienes que hacer tan dificil, ¿no?-Bufó Arthur, inmovilizandole esta vez del todo y sacando de su fagin una pistola- Good night, darling~

Dicho esto, golpeo con el arma de fuego a Antonio en la cabeza, dejandole inconscinte una brecha en la sien. Se levanto elegantemente y miro con desprecio a algunos hombres que se habían quedado a mirar el duelo entre ambos capitanes.

-¡Hey, vosotros, llevad a este a los calabozos de inmediaro!-La orden fue clara y no tardo en ser obededecida. Dos de esos piratas se llevaron el peso muerto que era en esos momentos en cuerpo español.- Los otros, quemad el barco.



Océano de Esmeraldas (Hetalia/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora