Caminos separados

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El silencio era dueño y señor del camarote mientras que en ambos cuerpos parecía haber una autentica batalla entre sentimientos encontrados y el orgullo, que no les dejaría vencer tan fácilmente. El español ya había dado un primer y peligroso paso hacia adelante con esas palabra que significaba el todo el nada para los dos hombres. Tal vez hubiera sido el afrodisiaco, pero Antonio estaba seguro de que, de verdad, lo sentía, o que al menos si había algo que le provocaba ese rubio. Y Arthur también lo sabía. Ahora le tocaba al inglés hacer o decir algo.

Estaba atónito, por primera vez en su vida sentía una opresión en su pecho, que le dolía y oprimía como si le estuvieran arrebatando el alma, que seguro era lo que Antonio pretendió. De todos los momentos en los que podía haberlo dicho había tenido que elegir ese, en el que era imposible... Tan típico de Antonio.

Se incorporó con lentitud, quedándose sentado sobre la ropa revuelta, frunciendo el ceño debido a la pelea que había en su interior: Hacer lo correcto o dejarse arrastrar. Mejor sería acabar con ello cuanto antes. Si lo seguía alargando más, sería más doloroso.

Antonio esperaba una reacción por parte del capitán, cualquiera que le indicara que al menos seguía respirando ya que estaba paralizado, metido en sus pensamientos. Jamás había visto esa expresión en el británico: dudosa, confusa y a la vez tan tajante que le hizo estremecerse. Se habría esperado cualquier cosa en ese momento, pero jamás se habría esperado esa risa burlona por parte de Arthur.

-What? ¿Qué has dicho, Anthony?- El rubio sonrió sarcásticamente aunque sus ojos transmitían la amargura del que no dice la verdad- Espero que estés de broma o de verdad pensaré que eres idiota.

El castaño abrió los ojos como platos, sorprendido. Era la primera vez que abría su corazón y le decían aquello, ni siquiera cuando se caso políticamente con Austria había sentido tanto frio como el que estaba experimentando en ese momento en su interior. Estaba herido, hecho añicos interiormente. Esas palabras habían hecho más daño que siglos y siglos de duras batallas, eso sí, no iba a dejar que ese bastardo lo notase. Sí para él aquello no era nada ¿Por qué tendría que serlo para Antonio?

Se levanto sin decir nada, ni siquiera mirando al rubio quien observaba cuidadosamente cada movimiento que hacía. Tomo su ropa con el orgullo que solo los que han sido defraudados conocen, ese que te obliga a seguir a delante y no partirle la cara de una hostia al insensible gilipollas que tenía delante y al que dio la espalda para colocarse la camisa y los pantalones.

-No, definitivamente, soy un idiota- Susurro, sin ningún tono en su voz, como si de su garganta ya no quisieran salir las palabras. Aun así, Arthur pudo escucharle y tuvo que morderse el labio para no responderle y decirle la verdad.- No sé en que estaba pensando, solo soy un pasatiempo para ti, ¿verdad?- De repente, se dio la vuelta con una apenada sonrisa, colocándose ya la ropa puesta- Jamás debí olvidarme de quien eras, Arthur Krikland, y de cual es nuestra relación. No eres más que un pirata capaz de hacer lo imposible para conseguir lo que quiere.

Eso, dicho del español tan normal, tan natural, como si le acabara de decir el tiempo mientras en sus ojos se reflejaba la fiereza que estaba tratando de controlar, hacia que a Arthur borrara su sonrisa y se le encogiera el alma ante esas esmeraldas que le daban la vida y se la quitaban en un segundo. Se puso en pie, justo en frente y con el ceño fruncido.

-No te confundas conmigo...

-No, eres tu el que no debería confundirse conmigo.- Antonio empujó al rubio, dispuesto a irse, pero se vio parado por el agarre del británico en su brazo- ¡No me toques!- Lo dijo con tal agresividad y asco, que Arthur dejo que de un tirón se liberase debido al sock- Me voy.

Y así lo hizo. No le dio a tiempo a reaccionar al rubio. La decisión mezclada con ese temperamento español le decían que aquel no era un buen momento como para retenerle en ese camarote y no sufrir las consecuencias. Aunque algo había hecho que se quedase paralizado.

Océano de Esmeraldas (Hetalia/Yaoi)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora