Capítulo sesenta y dos

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"¿Podís dejar de ignorarme, Francisca por la chucha?" su voz resonó por toda la casa. Apenas y había entrado hueón.

Sí, me vine con el Claudio a Barcelona, pero no le hablé durante todo el viaje. No le veía el sentido a hacerlo. La rabia me había dominado apenas habían salido esas palabras de su boca. Era un imbécil, un sacohueas, un canalla. ¿Cómo era posible que le dijera a su amigo que terminara conmigo y me dejara venirme con él a España? Pero aún así, estaba agradecida del negro, al menos hasta antes de saber que quizás él pudo haber dicho que no. Y aquí estábamos, en la casa, había alcanzado apenas a dejar mis maletas en el piso y él ya estaba tratándome mal. Lo fulminé con la mirada.

"Fran, yo sé que no debí haberlo hecho, pero no entendís. Yo te amo. Y el Dani estaba esperándonos en el auto" intentó justificarse. "Tenía que sacarte de ahí antes de que el Arturo se arrepintiera"

¿Cómo era posible que Claudio Bravo cayera tan bajo?

"Te desprecio, te detesto tanto" murmuré. El Dani entró a la casa corriendo.

"Mami, por fin estamos los tres de nuevo" sonrió y me abrazó.

"Sí, bebé, estamos juntos por fin" contesté con el pesar de mi alma.

"Y ahora va a ser para siempre, ¿verdad?" intercambió miradas conmigo y con el Claudio. Él me miró con la duda reflejada en sus ojos. Suspiré, ¿Qué le decía? No, porque tu papá es un ahueonao. No, no podía decepcionarlo, ya no me lo iba a permitir.

"Sí, bebé. Para siempre" sonreí y él chilló de alegría. Se afirmó en mi cuello y yo me levanté. Le hizo señas al Claudio para que se acercara y él hizo caso. Pasó su mano por su cuello

"Son los mejores papás del mundo mundial, no me importa lo que digan" puta el hueón tierno, no podía tener 3 años, imposible. Miré al Claudio, tenía cara de confundido. "Ahora dense un beso" pidió mi bebé. No, no podía. El Claudio tomó al Dani por completo y lo dejó en el suelo. Yo no quería, pero el Claudio sí, linda la hueá. Me tomó de la cintura y me miró fijamente. En cuestión de segundos, su boca estaba sobre la mía, atacando con todo lo que tenía. Le seguí el beso por un rato, pero cuando estimé que era el momento, me alejé y posé mi cabeza en su pecho mientras recuperaba el aliento. Me puse de puntitas para llegar a su oreja.

"Si el Dani no estuvera aquí, no hubiera hecho ni dicho nada a tu favor" susurré y me alejé de él.

Subí las escaleras y entré a la que era nuestra pieza. Suspiré, sabiendo que iba a tener que dormir con él para que el Dani no sospechara. Me tiré en la cama, boca abajo, y cerré los ojos para intentar procesar todo lo que había pasado. Mi intento se vio fallido ante el sonido de la puerta abrirse. No era necesario cachar quién era, si era el diablo mismo. Me giré y lo miré a los ojos, no me iba a dejar amedrentar por él.

"No me importa lo que digas, realmente no" empezó a hablar. "¿Sabes por qué? Porque puedes hablar mierda de mi, puedes tratarme como se te antoje, puedes decir que me odias, puedes fingir todo lo que quieras, pero a mi no me vai a engañar" sonrió arrogantemente. "Porque al final del día, tú y yo sabemos que es mentira. Al final del día tú terminas en la cama conmigo, y eso, mi amor, es algo que no puedes negar y que no puedes evitar"

Si había algo que detestaba más que pelear con el Claudio, era presenciar al Claudio arrogante. Me cabreaba, me daba la hueá. Me levanté y caminé hacia él. Besé su mandíbula y subí a su oreja. Él puso una mano en mi cintura, ahhh, la tensión sexual era tremenda.

"Ya vamos a ver quién seduce a quién, amor" dije con cinísmo. "Ah, y no me esperes despierto, porque hoy salgo" añadí antes de pasar por su lado y bajar a ver al Dani.

Captain of my Heart || Claudio BravoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora