Captain of my Heart || Claudio Bravo

Capítulo sesenta y tres

No me acuerdo mucho de lo que pasó después, solo sé que el Claudio me llevó a la cama y me cuidó mientras vomitaba. Cero dignidats. Matenme.

Abrí los ojos con pesadez y los cerré altiro por la intensa luz que entraba a la pieza. Los abrí de nuevo y esta vez evité mirar por el ventanal. Miré a mi lado. Di un pequeño saltito al darme cuenta de que el Claudio estaba ahí, mirándome, quizá hace cuanto rato.

"Toma" extendió su mano y me pasó una pastilla. "Para la resaca mañanera" yo asentí. Posteriormente me pasó el vaso con jugo que no sabía que estaba en el velador. Me lo tomé al seco. Mala idea. Las ganas de vomitar volvieron, pero con cuatica.

Me arrodillé en el suelo y me puse a vomitar nuevamente en el baño. Y nuevamente el Claudio me tomó el pelo amablemente, mientras mi dignidad bajaba a -100. Puta la hueá. Cuando terminé, me levanté y me lavé los dientes bajo la mirada del que desgraciadamente era el amor de mi vida.

"Claudio" me aclaré la garganta. "eh, gracias" no podía ni mirarlo hueón.

"No tenís que agradecer nada oh" dijo acercándose a mi. "Lo que tenemos que hacer, eso sí, es hablar"

Asentí, no podía estar más de acuerdo con él. Salimos a la pieza y nos sentamos en la cama. Estaba nerviosa igual po, pero puta, como que esta vez era necesario.

"Mírame" ordenó. Ah, feo culiao. Alcé la vista y él soltó un suspiro. "¿Te acordai de todo lo que pasó ayer?" negué. "Bueno, por un lado es bueno" soltó una risita. Alcé una ceja y él negó con la cabeza. "¿A quién se le ocurre ir a tomar sola, en una ciudad que no conoce, con un bebé en su vientre, y con gente que pudo haberse aprovechado de tu estado?" preguntó, volviendo a la seriedad.

"¿A quién se le ocurre decirle al pololo de la ex, que también pasa que es tu amigo, que termine para que te la puedas llevar a Barcelona contigo?" contraataqué. Él me miró sin expresión alguna.

"Lo hice porque te amo" contestó después de un silencio. "Y además tu y yo sabemos que el Arturo no te gusta"

"Bueno, quizás no me gustaba tanto pero me estaba haciendo bien" lo defendí.

"¡Por favor!" exclamó. "No llevaban ni una semana ¿Y ya es el hombre de tu vida?" fruncí el ceño. ¿Qué hueá este culiao?

"Yo nunca dije eso, Claudio" lo miré feo. "Porque desgraciadamente, el hombre de mi vida está aquí, al frente mío, recriminándome por haber salido a tomar y por haber llegado curá" suspiré. "Pero esto es enfermizo, Claudio. ¿No te dai cuenta? Siempre estamos peleando, discutiendo por hueás, siempre hay algo que nos separa y yo me cansé de luchar en contra de eso, en contra de todo"

"¿Entonces?" preguntó. "¿Por qué no dejamos de pelear y estamos juntos?"

"No es tan simple"

"Es simple, Fran" se pasó la mano por el pelo, con frustración. "Eres la mamá de mis hijos, te amo, me amai, no es tan difícil de entender, dime, ¿Qué parte de eso es tan difícil de entender?"

Miré mis manos. Puta, no quería ser pesá con el tampoco.

"Lo mínimo que podís hacer es responderme, o mirarme" hablo serio, como si me estuviera retando. "A tí te hablo, Fran" alcé la vista. Me cargaba que me tratara como cabra chica por la chucha.

"La parte de la Carla y la Josefa en tu vida, pero por sobretodo la parte de la Carla" contesté con rabia.

"Yo ya te dije que no iba a hacer-" lo interrumpí.

"¿Y por qué no? ¿Tanto te cuesta?" pregunté. "No es necesario que te alejís de la pendeja si el test dice que no erís su papá, y si lo eres puta, será. No es tan difícil" dije, repitiendo sus palabras.