Capítulo 1: La muerte de Kazuma

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POV Emma

Tras una llamada de la diosa Athena de esta mañana, me dirigí al palacio que ella. Nada más llegué como de costumbre allí estaba su gran guardaespalda, el cual me dejó pasar hasta el jardín trasero en el cual estaban la Diosa y el pequeño Koga.

Emma: Hola Diosa Athena.

Saori: Te he dicho mil veces que solo me llamen Saori, no quiero que el pequeño sepa nunca que soy Athena.

Emma: Ok Saori -me dí la vuelta porque noté algo en mi pierna- hola Koga -dije cogiéndolo en brazos- ¿te has caído mucho? -dije pellizcándole la nariz a lo cual este puso una cara muy rara y poco después abrió la boca y se restregó sus ojitos- parece que el pequeño tiene ya sueño, tiene los mismo ojos que su padre.

Saori: Voy a llevarlo a dormir dijo -cogiendo al bebé y meciendolo en sus brazos- ¿a ocurrido algo para que Jabu no haya venido contigo?

Emma: No quería molestarle, estaba entrenando, además de que por su llamada pensó que su presencia no sería de utilidad.

Saori: De acuerdo, ven por aquí -dijo poniendo al pequeño pelirrojo en la cuna y saliendo de la habitación- te he llamado porque esta mañana me ha llegado la información de que el santo de plata Kazuma ha muerto.

Emma: ¡¿Qué?!

Saori: Los otros soldados que estaban con él sobrevivieron, pero aún así queremos saber si hay algún superviviente, podrías encargarte de ir a ver.

Emma: Por supuesto que sí, ¿se ha hecho algo con el cuerpo de Kazuma?

Saori: No, tienes hasta mañana para pensártelo, si dices que sí, mañana junto a sus antiguos compañeros y mientras tu buscas algún resto de vida ellos le darán sepultura.

Emma: Ok, con su permiso debo irme.

Saori: Claro hasta mañana.

Volví a la casa que compartía con Jabu demasiado deprimida, me acababa de enterar que mi Maestro ha sido asesinado. Nada más entrar, Jabu al verme la cara se fue hacia mi y me abrazó.

Jabu: ¿Qué ha pasado pequeña?

Emma: Kazuma ha muerto -dije ya llorando en su hombro-.

Jabu: Lo siento mi niña -dijo apretando su abrazo- ven por aquí, será mejor que te sientes -le hice caso y tras cogerme de la mano me acompañó al sofá- ¿te ha dicho algo más?

Emma: Me ha dicho que mañana vaya allá y busque si queda alguien vivo.

Jabu: Si no recuerdo mal Kazuma tenía un hijo, puede que él siga vivo.

Emma: Tienes razón, pero viajar hasta México.

Jabu: Te irá bien pequeña, eres una de las personas más fuertes que conozco.

Emma: Gracias Jabu.

Jabu: Bueno será bueno que cenes, mañana tienes que estar con fuerzas suficientes.

Emma: Ok.

Tras cenar ambos nos fuimos hacia la cama, mañana iría a México. A la mañana siguiente ambos nos levantamos a la par y comenzamos a prepararnos.

Jabu: Emma escúchame, creo que necesito estar un tiempo a solas.

Emma: ¿A qué te refieres?, ya te retiraste de los caballeros de Athena.

Jabu: Lo sé pequeña, pero creo que durante un tiempo ambos deberíamos de coger nuestros propios caminos.

Emma: Prometeme que estarás bien.

Jabu: Te lo prometo, y no olvides que te quiero.

Emma: Jamás lo olvidaré.

Tras eso ambos salimos de la casa y cada uno cogimos hacia un camino, yo hacia el palacio de Athena y el hacia donde le guíe el destino, ambos sabemos que no podemos estar separados uno del otro, pero también sabemos que necesitamos separarnos durante un tiempo.

Nada más que llegué el avión privado de la Señorita Saori estaba allí, y a su lado estaban ellas y los antiguos compañeros de mi maestro.

Emma: Hola a todos, he decidido ir a ese lugar.

Guardián 1: Creemos que si alguien queda con vida será su hijo menor.

Emma: Diosa Athena, si lo que él dice es cierto, permítame cuidar a ese pequeño y entrenarlo como si de mi hijo se tratase, tal y como hizo Kazuma conmigo cuando yo era solo un bebé hasta que obtuve mi armadura.

Saori: No veo mejor opción, que os vaya bien.

Tras montarnos en el avión y dirigirnos hacia el lugar, comencé a recordar mi infancia, mis entrenamientos con Kazuma, para mí era como mi padre y me cuidó como su hija, cuando me dí cuenta ya habíamos llegado allí. Lo primero que hicimos fue enterrar a Kazuma en el mejor lugar, en el lugar desde el cual siempre se podía ver su constelación, la Cruz del Sur. y poco después comenzamos a buscar sobrevivientes, yo decidí entrar primero de todo, mientras los demás miraban en otros sitios, en la casa de Kazuma, era igual a como la recordaba, que recuerdos me traía, aunque todos fueron borrados cuando alguien me tiró una piedra.

Emma: Auh...

XXX: ¿quién eres? -tras terminar de restregarme donde me había dado la piedra mire hacia un esquina de la casa donde estaba un pequeño niño muy parecido a mi maestro, supuse que era su hijo-.

Emma: Hola pequeño, me llamo Emma ¿y tú?

XXX: Me llamo Soma, ¿que haces aquí? ¿conocías a mi papa?

Emma: Estoy aquí para encontrar a alguien que siguiera vivo como tú, y si, conocía a tu papa, gracias a él me he convertido en una caballera de plata como él, al servicio de la diosa Athena.

Soma: Yo también quiero, quiero llegar a ser un caballero como mi papa y enfrentarme a la persona que lo mató.

Emma: De acuerdo, vente conmigo, yo te entrenaré y te cuidaré, igual que hizo tu padre conmigo.

Soma: Vale -dijo viniendo hacia mí y dejándome que lo cogiera en brazo- ¿me perdonas por haberte lanzado la piedra?

Emma: Claro, además lo hiciste porque te creías que yo era peligrosa -dije saliendo de la casa-.

Soma: ¿Y mi papa?

Emma: Ven conmigo -lo llevé hasta donde habíamos enterrado su ataúd y había una lápida en la cual pusimos su nombre- este es el mejor lugar para él, desde aquí se ve su constelación, y siempre que quieras podrás venir a verle.

Soma: De verdad.

Emma: Claro, y yo vendré contigo, venga vámonos debemos de buscar un sitio donde dormir esta noche -lo volví a coger en brazos y volvimos nuestros pasos atrás, ya allí vimos que el único que seguí vivo era Soma-.

Caballero 2: Bueno, deberíamos de volver ya a Palestra.

Emma: Decidle a Athena, que nada más que yo pueda volveré, pero antes entrenaré al hijo de Kazuma, hasta que este consiga su armadura y pueda viajar a palestra para entrar en los combates.

Caballero 1: Ok, te deseamos lo mejor.

Tras eso ambos se fueron y yo decidí irme al pueblo más cercano, solo se tardaba media hora en ir andando, así que podíamos ir hasta allí, en el primer hostal que nos encontramos a llegar a la ciudad nos hospedamos por esa noche, ya mañana buscaría una casa para los dos y lo entrenaría para convertirlo en un gran caballero.

Continuará...

Los Caballeros del Zodiaco Omega: Que pasaría si...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora