Capitulo 8 [Versión definitiva]

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Los días pasan a una velocidad increíblemente lenta. Todos los días son iguales. Supongo que elegimos la peor temporada para venir a este país, no ha dejado de llover desde que llegamos.

-Si Joshua no puede atraparnos aquí, no entiendo por qué estamos escondidos en este cuchitril feo.-dije lanzándome al sofá.

-Creí que te gustaba estar aquí.-dijo él sin sacar los ojos de su libro.

-Soy antisocial pero eso no quiere decir que tenga agorafobia.-bufé.

-Está bien.-cerró su libro.- De todas formas tengo que llevarte a un lugar.

-¿Dónde?-me emocioné.

-York. Iremos hasta York.-afirmó.- Son casi tres horas de viaje en auto desde aquí asi que prepárate, nos vamos en cinco minutos.

-Tampoco me refería a salir tan apresuradamente.-me quejé.

-Entonces, ¿La princesa quiere salir o prefiere quedarse sentada en su trono?-se mofó.

Revoleé los ojos y me levanté del sofá. Fui hasta mi habitación y tomé una chaqueta -después de todo no necesito mucho más-.

Como es costumbre, mantuvo su silencio todo el tiempo, una vez en el auto decidí abrir un paquete de chocolate que había dejado ahí para más tarde –ya es lo suficientemente tarde para comerla-.

-¿Dónde vamos?-después de una hora de silencioso viaje, opté por preguntar nuevamente nuestro destino.

-Tu padre me pidió que te llevara a un lugar.-dijo en seco.

Mi padre. Mi papá. Paul Carter. El mismísimo rey del infierno. A pesar de que esa carta en mi vida ya no está vacía, me sigo preguntando quién es realmente aquel hombre que me trajo al mundo y que jura protegerme. Pero en realidad me sigo preguntando eso de todos los que me rodean. ¿Quién es realmente mi padre, mi madre, Erick, Marion, Jack? Y la lista continúa. ¿Cómo puedo conocer a mi enemigo si ni siquiera conozco a quienes dicen protegerme y quererme?

-¿Alguna vez has visto a Joshua?-pregunté sin pensar.

-Una vez.-afirmó sin dejar de mirar al volante. Guardó silencio un momento, supongo que analizando si contarme sobre ello o guardarlo para él.- Antes de que nacieras.-continuó.- La reina estaba embarazada y sus instintos eran tan vagos como los de un humano, Joshua lo sabía y quiso usar eso a su favor.

-¿Intentó matarla?

-Se ha pasado la vida intentándolo.-me miró de reojo.- La única vez que tuve el privilegio de verlo en persona, fue poco antes de que la reina diera a luz, Paul no estaba por ninguna parte y Joshua encontró nuestro escondite. Jamás voy a entender cómo una persona que dice amar tan profundamente a alguien, intenta asesinarla con esa misma intensidad.

-¿Crees que aún la ame?

-Si no lo hiciera, no te estaría intentando matar hace más de trescientos años.

-Supongo que es el precio por un amor equivocado.-suspiré.

-No sé cuánto sepas de la historia, y no me corresponde contarte pero no deberías dejarte llevar por las primeras impresiones.

-¿A qué te refieres?

-Joshua no es el chico malo en esta historia. No es el villano, no como lo veo yo.

-Él es quien me quiere muerta... y a mis padres... y a todo el mundo en realidad.

-No es más que una reacción. Si algo te duele, lloras, gritas, lo enfrentas, y lo superas.

Del Infierno Para ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora