Capítulo 17 [Versión definitiva]

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-¿No estás cansada de esconderte?-dijo él con alevosía en la voz.- Todo sería tan simple si tan solo tu vida acabara, te estoy haciendo un favor.-me dio la espalda.- Todos a quienes amas perdieron hasta la última gota de su sangre por ti y aquí estás.- se apartó de mi campo visual y pude ver los cuerpos sin vida de todos a quien alguna vez amé.- Pero, ¿Para qué?

Muertos. Dieron hasta su último aliento para mantenerme a salvo, Joshua sabía perfectamente cómo atacarnos, pude sentir a los legionarios llegar hasta nosotros a gran velocidad, él se paró junto a mí en la colina, en lo más alto, dejando ver a sus legionarios en medio de los cuerpos inertes de mis amados. Alzó su espada y entonces se oyó un ruido entre la multitud, los demonios de Joshua retrocedieron un paso formando un círculo alrededor de una silueta. No es cualquier silueta, es mi padre. Paul no está muerto, aún hay esperanza, podemos cobrar venganza juntos.

-Jamás tendrás lo que quieres.-amenazó mi padre tensando la espalda con cierta dificultad.

-Supongo que tanta sangre en tu rostro no te deja ver el panorama, hermano.-se burló Joshua poniéndose frente de espaldas a mí.- Ya tengo lo que quiero, lo tengo todo, sólo mira a tu alrededor.

Antes de que mi padre pudiera decir algo más, uno de los legionarios de Joshua le clavó una espada a mi padre por la espalda, lo atravesó y cayó al suelo finalmente sin vida.

-¡Nooooo!-fue lo único que alcancé a decir antes de que todo se volviera oscuro. Todo negro, solo una luz fuerte arriba de mí y gritos lejanos.

Lo he perdido todo, ¿de qué vale mi vida si ya los he perdido a todos?

-¡Samantha! ¡Samantha!-sentí a lo lejos una voz conocida.- ¡Abre tus ojos!-ordenó y entonces eso hice.- Fue solo una pesadilla.

Antes de poder decir algo me incliné en la cama para tomar aire, fue demasiado real, aún siento ese dolor en el pecho, esa angustia, esa impotencia, no quiero volver a sentirme así.

-Respira.-dijo mi padre sosteniendo mi mano.- La tranquilidad viene con cada respiro.

-Vi a Joshua matar a todos.-afirmé con la voz entrecortada mientras tragaba mis propias lágrimas

-Eso jamás pasará mientras yo esté con vida.-afirmó.

-Ese es justo el punto, a ti también te mataba.-sollocé.- No puedo perderte otra vez, no puedo...

-No lo harás, aquí estoy.-se sentó a mi lado y me rodeó con sus seguros brazos, me calmé un poco al sentirlo tan cerca, protegiéndome.- Siempre estaré para protegerte, aunque lo que hagas no sea lo correcto.

-¿Podrías quedarte conmigo?-rogué mirándolo directamente a los ojos.- No quiero volver a sentir esto.

-Siempre.-afirmó depositando un beso sobre mi frente, se recostó en la cama y me guio para que hiciera lo mismo.- Siempre estaré con mi pequeña.

-Gracias, papá.-murmuré.

Y así es cómo lo llamé papá por primera vez en voz alta. Papá. Una palabra, pero tantos sentimientos. ¿Qué será de mi papá? ¿De Patrick? ¿Estará bien? ¿Dónde estará? Tantas preguntas y ninguna respuesta. Quizá simplemente se hartó de vivir la vida que mi mamá quería, quizá el jamás quiso jugar a la familia, quizá simplemente quería libertad. ¿Pero por qué irse sin decir adiós? ¿Tan poco me quiso? Él me eligió como su hija, al menos debería tener un poco más de responsabilidad con sus acciones.

El gran día de mi cumpleaños llegó a la mañana siguiente, mi papá aún dormía junto a mí, mi madre entró a la habitación para avisarnos que el gran día había llegado, ¿cómo le explico que no estoy ni un poco emocionada por este día?

Del Infierno Para ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora