Capítulo 18 [Versión definitiva]

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-¡Me asustaste!-le grité al chico en el balcón.- Deberías usar la puerta como todos.

-Si usara la puerta entonces todos sabrían que estoy aquí.-dijo tirando sobre la cama una bolsa.

-¿Qué es eso?

-Tu regalo de cumpleaños.-dijo sentándose en la mecedora junto a la ventana.

-Me alaga que el gran Erick Sanders me traiga un regalo de cumpleaños.

Fui hasta a cama y abrí la bolsa, un aroma increíble salió de ella y comencé a reírme.

-Antes de que... de que Joshua te llevara.-dijo molesto.- Dijiste que querías una hamburguesa, supuse que sería un buen regalo de cumpleaños ya que puedes tener lo que sea que quieras, pero nadie jamás te regalaría esto.

-Que dulce de tu parte.-dije sonriendo mientras tomaba mi hamburguesa entre las manos.

-Lindo vestido.-dijo mirando el vestido rojo que mi madre me entregó esta mañana.- Deberías tener cuidado y no mancharlo, Eleaine estaría muy enfadada.

-En una hora seré oficialmente una princesa vampiro demonio.

-Naciste siéndolo.

-Sabes a lo que me refiero.

-Me gusta más tu cabello natural, te hace ver más poderosa.-dijo refiriéndose a que decidí sacar el tinte de mi cabello y dejarlo natural, bastante rojizo.

-Supongo que esta noche todos veremos a la verdadera Samantha, así que me pareció adecuado dejarlo natural.

Hubo un pequeño silencio incómodo. Le di una mascada a mi hamburguesa y la dejé sobre mi mesita de noche, no es el momento para comer.

-¿Cómo está Amapola?-pregunté cambiando el tema.- Sé que ni siquiera querías un perro, así que gracias por cuidarla desde que me fui...

-Solo está en mi casa porque Eleaine prohibió que estuviera aquí, dijo que inundaba el ambiente con aroma a perro.

-Pero no puede quedarse contigo por siempre, yo la adopté, y si recuerdo bien, en contra de tu voluntad.

-Creo que por ahora deberías preocuparte en disfrutarla.-señaló la hamburguesa.- Es tu última comida como humana, después ya no sabrá igual.

-Hoy termina tu misión.-solté cambiando el tema, algo nerviosa.- Tu nueva vida está a punto de comenzar.

Se puso en pie y fue hasta el balcón.

-Tienes razón.-dijo afirmándose en la barandilla.- Hoy termina mi misión, mañana es un día de decisiones.-se volteó a mirarme y sonrió.- Te veo en una hora, Vamonio.

-Hora de irnos.-dijo mi madre entrando a mi habitación.

-Me siento como una muñeca.-Confesé sentándome en la cama de golpe.

-Los vestidos, las ceremonias, y los protocolos son parte de ti ahora, eres una princesa y ese título conlleva ciertas responsabilidades.-se paró frente a mí extendiendo su mano, la acepté y me puse en pie.- Recuerda lo que te dije. Piensa en lo mucho que amas y que te aman cuando estés haciendo el juramento.

-Lo sé, te lo prometo, quiero conservar mi alma.-reí nerviosa.

-Ten.-dijo mi madre poniendo en mis manos una caja de madera grabada con algunos símbolos, la abrí y encontré una tiara plateada con incrustaciones de diamantes y con forma de hojas finas hacia arriba.- Te pertenece. Cuando mi madre aun reinaba esta era mi tiara.

-Es hermosa.-dije sacándola de la caja y observándola con más detalle en mis manos, fui hasta el espejo y ella me ayudó a acomodarla sobre mi cabeza. Es irreal.- ¿Llevarás corona?-pregunté.

Del Infierno Para ArribaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora