|¡Cumbre!|

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Nathan.

-Cariño

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-Cariño... Un descanso... Por favor- soltó el señor Alik, quién parecía estarse derritiendo cual paleta congelada a plena luz.

-Si continuamos parando cada veinte minutos será imposible hacer cumbre- reclamó con su acento ruso la señora Bohdana- lo siento tendremos que continuar.

La realidad era que llevábamos tratando de llegar a la dichosa cima desde hace cuatro horas, y en lugar de verla más cerca sentía que estaba cada vez más lejos. No entendía como podía haber personas que hicieran esto como diversión; además me resultaba increíble ver la condición física de la señora Bohdana y más aún de Eleanor, quienes hasta iban adelante de nosotros, por ratos me encargaba de ver a Eleanor y agarrarme de cualquier indicio de cansancio ó de aburrimiento, pero más bien parecía emocionada y divertida.

-Demonios... No importa cuánto tiempo pase en el gimnasio- se quejaba el señor Alik mientras se secaba las gotas de sudor de la frente- sigo sin tener buena condición física.

-Puedo ver que a su esposa le gusta esto de las actividades al aire libre- realmente me impresionaba la condición física de la señora Bohdana, apenas sudaba y parecía tener repuesto de energía- sin embargo no puedo decir lo mismo de usted.

-Trabajo como publicista- respondió con sonrisa apenada; sin embargo no me impresiono mucho ya que daba la imagen de ser un tipo de escritorio al igual que yo- en cambio ella es entrenadora en el gimnasio al que voy.

Era como un chino con un español. Puede parecer algo insignificante hablar de tu profesión al momento de elegir pareja, pero siempre he considerado que resulta influyente; es decir... Tu personalidad también se refleja en tu elección de carrera. Y era más que obvio que el señor Alik y la señora Bohdana, tenía una grieta enorme entre ellos; sin mencionar que en lo que llevábamos de camino habían discutido casi por todo. No podía entender cómo es que llevaban tres años de matrimonio.

-¿Hace cuanto tiempo sale con la señorita?- inquirió de pronto, haciendo que girara confundido, ante la expresión ofuscada en mi rostro, el señor Alik se limitó a señalar a Eleanor de manera discreta- ¿Cuánto tiempo llevan juntos?

- Yo no estoy saliendo con ella- confesé con una sonrisa. No sabía que parte de nosotros le había hecho creer algo así- la realidad es que apenas congeniamos.

-¿Qué significa eso?- cuestionó con interés.

Ni siquiera encontraba palabras que pudieran explicar mi situación con Eleanor. No podía decir que éramos amigos, mucho menos que tuviéramos algo romántico entre nosotros. Sin embargo cuando meditaba sobre esto... Estaba la duda sobre por qué no podía apartarme de ella; después de todo me encontraba subiendo una colina en contra de mi voluntad, sin mencionar el hecho de que me encontraba acompañándola en este viaje de deseos. Si yo no quisiera hacerlo simplemente pude rechazarlo cuando tuve oportunidad.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora