Nathan.
•Días antes de la boda no podía dejar de imaginar a cierta chica compartiendo el desayuno conmigo, el sofá, el tocador e incluso la cama, la imagen de su cabello cual abanicó sobre mi almohada, la idea de dormir juntos, abrazados y deseando que la mañana nunca llegara para no tener que separarnos; sin embargo costaba creer que justo ahora no podía coger el sueño, debido a los nervios que inundaban mi cuerpo, ni siquiera me atrevía a moverme—de hecho comienzo a sentir el hormigueo de mi brazo tras recibir todo mi pesor, tras mantenerme en una misma posición después de un rato— compartir la cama con alguien no era algo sencillo. No dejaba de pensar en lo ocurrido; la imagen tan provocadora de Eleanor sobre mis muslos, su mirada, su tacto tan delicado sobre los hematomas de mi cuerpo, con aquella expresión tan curiosa al trazar líneas imaginarias sobre mi pecho.
-¿Qué mierda fue eso?- pregunté en un hilo de voz poco audible. Me pasaba repetidas veces la mano sobre mi cabello, para luego girar con cuidado frente al techo.
A diferencia mía, Eleanor se encontraba profundamente dormida, con sus pestañas rozando sus pómulos y sus labios ligeramente abiertos, con aquella expresión tan serena sobre su rostro y el armonioso sonido de su respiración; me preguntaba una y otra vez sobre si su actuar tendría algún significado. Me decía a mi mismo que no había forma de que ella me afectara, estaba seguro que no despertaba nada en mi— estoy convencido de que es porque físicamente se parece a ella...—aquello era la única explicación que encontraba.
-Vale, no debo darle muchas vueltas a esto-susurré.
Por más incómodo que la situación fuese, me dispuse a cerrar los ojos con fuerza tratando de coger el sueño; sin embargo por más ovejas que contara y por más que me repetía que debía dormir, mi cerebro no parecía conectarse con mis ojos.
"Será una noche muy larga..."
El aroma a beicon acariciando mi nariz fue lo que me hizo despertar, aunque de inmediato mis ojos reclamaron por la luz que recibieron agresivamente, tras las pocas horas de sueño que me había cargado. Estiré un poco los brazos dándome cuenta que las pastillas habían hecho su trabajo, ya que el malestar de los golpes se había disipado; me puse de pie dispuesto a darme un baño y cambiarme; pero fue cuando me di cuenta de que cierta chica no se encontraba en la cama.
ESTÁS LEYENDO
La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.
Teen Fiction¿Y si tres días antes de tu boda, te enteras que tu pareja ha sufrido un accidente? Descubre la historia de Nathan y su prometida Eleanor, quienes a tres días de su boda se ven envueltos en una situación peculiar. -Si decido aceptar, ¿Tu ac...