|Buenos días|

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Nathan.

—Cielos

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Cielos... Qué delicioso clima hay esta mañana... Seguro estará algo nublado. — Pensaba entre sueños, estaba realmente encantado con mi manta negra de ensueño mientras sentía una temperatura fría envolviendo mi cuerpo, aquello realmente se sentía muy bien. De pronto el molesto sonido del despertador comenzó a sonar en toda mi habitación, viajando por mi oídos hasta taladrar mi cerebro, lentamente comencé abrir los ojos y estos se irritaron tras recibir la pequeña y tenue luz de la mañana. —Cielos, me duele la cabeza—. Me sentía terrible, había pasado mucho tiempo desde la última vez que había tomado como anoche, ni siquiera podía recordar mi última resaca. Me limité a extender el brazo para apagar la maldita alarma, que justo ahora era algo así como mi peor enemigo, no tenía fuerzas para ponerme de pie; la cabeza me quería explotar, tenía náuseas, mi cuerpo se sentía como un viejo costal de box al cual habían estado golpeando toda la noche. Sin embargo, podía ver a mi pequeña conciencia pegar con la punta de su pie en mi cerebro, mientras me miraba con esos ojos acusadores y de brazos cruzados, a regañadientes tuve que ponerme de pie e intentar buscar fuerzas para ir al trabajo.

-Maldición... Me siento como un novato después de su ceremonia de iniciación- me quejé pasando mis manos por mi cabello- necesito un baño y algo de café.

Pero el corazón se me paralizo por completo cuando al ponerme de pie vi a una chica dormida del otro lado de mi cama, era una imagen realmente encantadora, su melena negra se extendía cual abanicó sobre mi almohada, la imagen de su espalda morena con algunos lunares era muy linda y amaba ver sus labios entre abiertos debajo de su mano... Era la misma imagen que durante tanto tiempo llevaba soñando.

-Vaya, Vaya, Vaya ¿Qué tenemos aquí?- susurré una vez que me apoyé con los codos en el borde de la cama- señorita Muerte qué bien se ve cuando está durmiendo, aunque no es correcto bajar la guardia de esa manera.

Me encantaba su lunar sobre la mejilla me parecía algo tierno y curioso, aquella imagen de una chica morena durmiendo sobre mi cama siempre había sido mi deseo.

-No te muevas, me daré un baño y enseguida salgo-susurré cerca de su oído, rozando ligeramente la punta de mi nariz con su mejilla, ella tenía un aroma natural y encantador. Ante la cercanía no pude evitar simplemente sembrar un beso en su mejilla- guárdame el secreto ¿sí?

Tan solo la vi moverse entre las sabanas, cambiando de posición su cuerpo y soltar un ligero suspiro entre las almohadas. Tomé una toalla y mi ropa para luego encerrarme en el baño. Frente al espejo me sentía muy confundido, las imágenes de anoche regresaban a mí como bombas mentales... Por más que no quisiera darle vueltas al asunto, era claro que nuestra relación había cambiado de cuando nos conocimos, si trataba de pensar un poco sobre todo esto, podía ver que en realidad ya no me sentía incómodo con su temperatura, estar con ella ya no era molesto, a pesar de que aún teníamos ciertos problemas al intentar hablar sobre ciertos temas, pero nada de todo lo positivo que pudiera comenzar a pensar sobre ella me daba un indicio sobre lo que sentía; una parte de mi entendía que no era un sentimiento de amor... Y al mismo tiempo era diferente al de una amistad; pensar en tener alguna clase de relación física con ella tampoco era una opción, a pesar de que ya nos habíamos besado—ella además dijo que no siente nada por mi...—

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora