|La muerte se llama...|

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Nathan.

Si alguna vez había alardeado de conocer a mi corazón, hoy me retractaba, incluso podía decir que el corazón era peor que un maldito laberinto

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Si alguna vez había alardeado de conocer a mi corazón, hoy me retractaba, incluso podía decir que el corazón era peor que un maldito laberinto. Me sorprendía que aún cuando Eleanor ya no estuviese aquí me continuara perturbando; todo lo que Leonor me había dicho me había dejado una especie de hueco en el corazón, pero al mismo tiempo le daba paz a mi sentir. No era exactamente una respuesta, no era justo lo que esperaba escuchar pero finalmente había sido sincera, alguien ajena me había dado la llave de todos esos pensamientos que durante el tiempo que estuvo conmigo, fueron un completo enigma, ahora sabía lo que ella sentía, Eleanor me llego a amar y aún cuando me había dejado me sentía más tranquilo, quizás el hecho de que alguien intentara explicarme las razones, provocó que yo finalmente diera por terminado ese capítulo. Además fue de Eleanor que aprendí a que cuando alguien pone un punto final en un párrafo, lo mejor es continuar con el siguiente. Quizás si ella no me hubiese enseñado eso... yo estaría sufriendo justo ahora; no me llamaría a mi mismo como alguien frívolo o sin sentimientos, pero era precisamente como ella me había dicho, vivió todo lo que le quedaba por vivir, experimentó amor por mí, y creo que es por ello que ya no buscó la forma de regresar en el cuerpo de Leonor, ella simplemente pudo tomarlo pero no lo hizo, aunque eso no respondiera la parte de los recuerdos. Ahora sentía que la Muerte también se había quedado sin asuntos pendientes, y yo no estaba dispuesto a provocarle uno nuevo.

-Supongo que es el fin de nuestra historia... ¿Cierto?-pregunté al vació, aún con lagrimas en los ojos. Una brisa de aire acariciando mi nuca como respuesta, a lo que no pude evitar sonreír como un colegial ante la idea de que aún cuando ella ya no estaba, simplemente se seguía manifestando- me alegra saber que conseguí que vivieras todas las experiencias humanas. Gracias Eleanor, para mí también fue bueno conocerte aun cuando fuiste difícil y quizás hasta imposible al inicio, creo que con el tiempo me hiciste conocer a la verdadera tú y era cierto,  creo que al final no eres un simple sentimiento frío o esa sensación de que se acerca el final, eres mucho más que eso... Tienes personalidad  y eso es algo que sólo los seres vivos tenemos, así que no vuelvas a sentir que no eres parte de nada; porque ahora eres parte de mis recuerdos... -la sentí conmigo. Está era nuestra despedida, el final de nuestro párrafo, era nuestro punto final- adiós Eleanor, hasta pronto.

Adiós Nathan...

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La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora