|Piezas|

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Nathan

Habían pasado diez días desde la última vez que había visto a Eleanor, después de todo lo ocurrido aquella noche, no me sentía con el deseo de verla

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Habían pasado diez días desde la última vez que había visto a Eleanor, después de todo lo ocurrido aquella noche, no me sentía con el deseo de verla. ¿Qué podía decirle? ¿Que lamentaba el hecho de haberme ido con aquella estupidez de que no podía encontrarla por todo el departamento? Era absolutamente estúpido, por más que le diera vueltas mi cabeza me decía que las suposiciones que me había estado haciendo durante las últimas diez noches, no eran más que producto de mi falta de sueño y de estar al borde de la paranoia desde el accidente, sin embargo, mi corazón me gritaba otra cosa, y era justo ese el motivo por el cual aún no podía ver a Eleanor. Sabía que todos me habían estado buscando para saber porque razón no había ido a la casa de Rebecca, aun cuando después de tres días desde lo que ocurrió, inconscientemente comencé a buscar excusas para no ir, y cuando todos comenzaron a intentar localizarme, yo comencé a ignorarlos.

-No puedo seguir así... si continúo evitándolos, vendrán a buscarme-susurré mientras masajeaba mi frente, me sentía cansado.

De pronto un bullicio atravesó a mi oficina, podía distinguir la voz de Rafael gritando al otro lado de mi oficina, lo cual me dejo extrañado, ya que pese a que era un chico que solía ser algo impulsivo, no era de los que levantara tanto la voz, fue entonces cuando recordé que ese día llegarían unas personas con quienes teníamos una demanda, por un segundo imagine que se trataban de ellos y las cosas se habían calentado demasiado, por lo que casi al instante, me puse rápidamente de pie para salir a ver qué era lo que estaba pasando y ver si tenía que mediar la situación. Vaya sorpresa me había llevado, cuando al salir de mi oficina, me topé con la imagen de Rafael pegándole tremendos gritos a Eleanor, en el momento que la vi, recordé aquel día, y casi como si no tuviera control sobre mis expresiones o mis sentimientos, sentí como mi corazón se aceleraba y una cólera iba creciendo desde mis entrañas.

- ¿Qué haces aquí? -Pregunte con la voz gélida. Me di cuenta que la chica que hasta hace un momento estaba provocando a Rafael con una sonrisa altiva en su rostro, ahora me miraba con indiferencia, pero más serena que hace un segundo.

- ¡Hola Nathan! -Saludó Rebecca como si nada- Pues si Mahoma no va a la montaña, la montaña va hacía él, hemos venido tu linda prometida y yo a verte.

-Ella ya no es su prometida-corrigió con desdén Rafael.

- ¡¿Qué mierdas te pasa?!-regaño Rebecca, la chica parecía que finalmente había alcanzado su límite, no tenía idea desde que momento se habían puesto a discutir Rafael con Eleanor, ni mucho menos las cosas que se habían dicho, pero notaba que Rebecca ya estaba cansada- ¡Deja de meterte, es cosa de ellos!

- ¿Puedo hablar contigo? -preguntó Eleanor, quien hasta ese momento continuaba haciendo contacto visual conmigo, con una seguridad imperturbable, en su rostro seguía aquella expresión fría e indiferente que desde hace mucho había echado raíces en su bonita cara. Ahora aquel rastro de su sonrisa, era casi un vago recuerdo en mi memoria.

La muerte se llama... Eleanor. ||| Mrs. Write ||| EN EDICIÓN.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora