CAPÍTULO FINAL

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Cuando llego a su casa, Zaides no responde a la puerta.

Sé que está en casa, porque vi su auto en la entrada y atrapé un vislumbre de su cabello mientras ella pasaba por la ventana. Es largo y brillante como siempre, oscuro y derramado a su alrededor.

Miro el timbre de la puerta y lo toco de nuevo, pienso sobre como Zaides se acercó después de Sam y el desastre del baile. Les había dicho a mis padres que estaba bien, saludándolos mientras se iban de compras por unos estantes nuevos, y luego me había dejado caer con los ojos cerrados sobre el sofá, ignorando todo, incluso a Zaides cuando apareció en casa y tocó la puerta, llamando mi nombre.

Yo finalmente había abierto la puerta después de que ella tocara el timbre, haciéndolo sonar muchas veces que se voy a soñar con el estúpido chirridos por días.

—Ya sabía que eso funcionaría —ella dijo, cuando abrí la puerta—. Ya sabes, pienso que quien sea el que inventó en timbre de puerta estaba muy enojado con el mundo.

Me había reído. Débil, pero después de todo, seguía siendo una risa, y Zaides había entrado, ocupando mi lugar en el sofá, no lo suficientemente cerca del mopey. Ella me había enterrado entre almohadas y colchas, trayéndome comida dejándose caer en el suelo frente a mí con un plato para las migajas sobre su cabeza, riendo mientras se deslizaba hacia abajo, y por un momento había olvidado todo lo sucedido.


Sé que no puedo hacer eso por ella ahora—Zayn no se va a ningún lado, y yo no quiero que lo haga, no deseo que pase y no pretendo fingir que puedo—pero puedo estar con Zaides. Puedo intentar hacer las cosas bien. Puedo decir "Lo siento por lo que no dije".

Mis dedos están entumecidos después de un rato y cambio de manos, tocando el timbre con el resto de mis dedos.

—¡Basta! —Zaides grito a través de la puerta, y sonreí como una idiota, feliz de oír su voz.

Pero la conozco, y no dejo de tocar el timbre, espero hasta que ella abra la puerta.

Escucho su respiración, entonces una maldición, y la puerta se abre mostrando a Zaides parada frente a mí, sus brazos cruzados sobre su pecho y una mirada furiosa en su cara.

—¿Cuan retardada eres? —ella dice—. ¿Has venido para que te abofetee de nuevo? Porque voy a estar contenta de hacerlo sin que estés tocando el timbre como una idiota.

—Lo siento —digo, y ella rueda sus ojos y empieza a cerrar la puerta.

—Zaides, espera —digo—, sé que eso no es suficiente, ¿bien? Pero son las únicas palabras que tengo por cuan mal me siento. Por las cosas que hice. Debería haberte dicho que me gustaba Zayn. Debería haberte dicho que... —me desvanezco poco a poco, tragando. Su cara está tan enojada, que si le digo que hicimos más desde el momento en que ella nos vio juntos, voy a ser abofeteada de verdad.

—Debería haberte dicho que nosotros... Zaides, hicimos más después de que nos vieras juntos —trago de nuevo—. Nos besamos. Dos veces.

Ella no me golpea. Solo me mira, entonces se ríe. —¿Vienes hacia aquí para decirme eso? Mierda, ______, gracias. Estoy muy contenta de saber que no solo robaste mi novio para ser una puta total, sino que después fuiste una puta mentirosa. ¡Eso es genial! Realmente, muchísimas gracias, pero la cosa es, que ya me he dado cuenta de lo basura que eres. Zayn también lo hará, y cuando lo haga, puedes jurar que no voy a llorar por eso.

Ella estrecha sus ojos. —¿O por qué estás aquí? Han sido que, ¿Cinco meses? ¿Se está poniendo enfermo de ti? Estoy sorprendida que haya tardado tanto. Sam pudo hacerlo a través de un baile.

—Estaba equivocada —digo lentamente, ignoro la herida y el odio que sus palabras traen, la manera en la que ella está tratando de reducirme—. Debería haber sido honesta contigo. Es solo que, Zaides, estaba asustada de que me odiaras.

—Bien, estabas en lo cierto. ¿Realmente piensas que viniendo aquí iba a funcionar? ¿Qué solo voy a olvidar lo que me hiciste?

—¡No era sobre ti! —digo, y Zaides sigue con la mueca de desprecio en su cara que cambia a algo diferente, algo abstraída y perdida—Yo... yo no te lastimé —digo—, me odié a mi misma por lo mucho que él me gustaba. Pero nunca... nunca lo besé porque fuera tu novio. No lo besé porque quería lastimarte, a pesar de que sé que lo hice. Lo besé porque me ha gustado desde el octavo grado, Zaides, se que tú lo sabes. Sé que recuerdas ese baile que él me pidió.

—Oh, entonces ¿Ahora estás reescribiendo la historia? —ella dice, pero su voz está temblando—. Yo soy la que lo robó, la chica mala.

—No, eso no es... estaba equivocada. Es eso. Pero no era... como yo dije. Nunca quise decir algo que te lastimara. Nunca quise lastimarte. Nunca quise.

—Perdóname —Zaides dice, su voz fría como el hielo de nuevo, yo había dicho la cosa equivocada. Es verdad que yo nunca quise lastimarla, que Zayn y yo no éramos lo que éramos por ella, pero ella había escuchado que no era por ella en el pasado, lo había escuchado de parte de personas que supuestamente la amaban, de parte de sus padres, quienes nunca la habían puesto en primer lugar, nunca la habían puesto en sus corazones, y por todo eso, lo que yo había dicho, significaba que todo lo que iba a escuchar eran traiciones.

—Bien —digo suavemente—. Sabía que te lastimaría si averiguabas como me sentía. Sabía que estaba mal gustar de él y me gusto de cualquier forma. Yo... yo lo quería, Zaides, pero por como todo salió, eso no era... yo realmente pensé que ustedes dos habían terminado. Los dos lo hicimos. Tienes que creerme.

—No —Zaides dice—. Hiciste lo que quisiste, y ahora has conseguido lo que querías. Estás con Zayn, pero estás aquí, como solo las amigas pueden estar, y se cómo te sientes. Estás con alguien que no está totalmente allí, que está contigo pero nunca lo hace realmente, y ¿sabes qué? No va a cambiar. Zayn nunca va a amarte. Ni siquiera pudo amarme a mí, ¿Qué cambio puedes hacer tú? Él ni siquiera va a pensar en amarte, es mucho decir, y dejaste ir nuestra amistad por...

Su voz se desvanecía poco a poco, tomó un paso atrás y fue cuando supe que todavía podía seguir lastimándola. Que la estoy lastimando de nuevo. Ella me conoce lo suficiente para ver lo que tengo con Zayn. Ella ve lo que brilla en mi corazón.

—Él... ¿te lo ha dicho? —ella susurró—. ¿Lo ha dicho? ¿Te ama?

—Zaides...

—Oh —ella dice, su voz calmada—, no quise —ella miró hacia el suelo, parpadeando fuerte, se lo que le está costando esto, se que ella odia mostrarse a sí misma de esta forma, ese dolor que tantas veces ha escondido y solo se revela cuando es tan fuerte que no puede mantenerlo. Cuando es todo lo que ella siente.
—Zaides... —digo de nuevo, y me detengo porque no hay nada que se pueda arreglar. No puedo hacer que Zayn no me ame.

Incluso si pudiera, no lo haría, porque yo lo amo, quiero estar con él, vengo a ver a Zaides porque la extraño y deseo no haberla lastimado. Deseo haber podido manejar las cosas de mejor manera.

Pero no sin desear a Zayn.

Ella me mira de nuevo, y el silencio se extiende entre nosotras. En la quietud, escucho su abatimiento. Escucho años de nuestras charlas y películas que vimos y trabajos sobre tareas. Nos escucho comprando y comiendo y solamente sentadas juntas, silenciosas como solo las amigas pueden estar, en la manera de hablar sin decir ninguna palabra.

Nos escucho hablando también, hablando sobre su vida, sus padres. Recuerdo sostener su mano mientras ella esperaba por cualquiera de los dos a que apareciera todas las noches en las que sus partidos empezaban. Todas las noches que ella era alguien más, todas las noches que ella agarraba a todo el mundo para molestar cuando tenía partido, y nunca venían a verla. Escucho y recuerdo todas las cosas que hicieron nuestra amistad.

Recuerdo cuando ella necesitaba estar alrededor de mis padres, mi vida.

Recuerdo como ella sabía que necesitaba su sonrisa porque me hacía pensar que un día triste también podía brillar.

Nunca pensé como sería estar sin ella.

—No le dijiste nada sobre Harry, ¿no? —ella dice no siendo realmente una pregunta. Era más como una sorpresa.

Sacudo mi cabeza. —Yo debería —ella dice—. Supongo que eso hace que te sientas mejor, sabiendo eso. Hacer que pienses que tu "Lo siento" arregla algo. Haciendo que pienses que eres mejor que yo.

—No —digo—. No lo hace. Y no soy mejor.

Ella me miró de nuevo, por un largo tiempo, y luego sacudió la cabeza.

—No puedo hacerlo —ella dice—. No puedo dejarte entrar de nuevo. Zayn era... era una cosa. Él es solo un muchacho. Pero tú. ______, tú eras mi mejor amiga. Tú eras la persona que siempre estaba... la que siempre yo sabía estaría allí.

No seas estúpida. Me necesitas.

—Todavía estoy aquí —digo—, yo solo—Zaides, ¿no podemos ser amigas como realmente somos? ¿No puedo ser quien soy, no puedo ser solo yo?

—Espera. ¿Realmente estás diciendo eso? ¿No puedo ser quién soy? Te refieres a, ¿puedo ser amiga de una mentirosa?, ¿Verdad? ¿Es eso lo que estás preguntando?

Trago. La miro. Yo había mentido. Había hecho cosas estúpidas. Cosas horribles. No soy perfecta. Pero nadie lo es.

Ni siquiera ella.

—Sí —digo—. Eso es lo que estoy preguntando —y ella se ruboriza, mirando detrás de mí. Ella sabía lo que yo decía.

Ella sabe, ella ha cometido errores en su alma también, y yo la había visto empujar todo eso junto, la había observado convertirse en la Zaides que yo pensaba pertenecía al mundo externo pero no a mí. La había visto convertirse en la Zaides que mira con simplicidad a todo. Quién mira como si nada y nadie pusiera alguna vez sorprenderla, alguna vez enojarla.

Alguna vez realmente tocarla.

Y entonces ella cierra la puerta. Sin palabras de despedida, sin un adiós, solo su cara, conocida o no, desvaneciéndose.

No espero a ver si ella vuelve. La conozco—lo hago—y no lo haría. Ella estaría caminando lejos y no se permitiría a ella misma mirar hacia atrás.

Sé que nunca lo haría.

Conduzco hacia casa, pensando sobre lo que pasó. Sobre lo desdichada que soy, pero no como lo era la desdichada Zaides que yo había esperado ver.

Nuestra amistad era real, pero estaba construida en mi necesidad de ella, en mí creyendo que ella me hacía alguien, y no puedo ser esa chica nunca más.

No quiero ser esa chica nunca más.

No debería haberle mentido. Debería haberle dicho como me sentía. Debería haber dicho "Me gusta Zayn" esa primera noche, en la fiesta después de que la escuela empezó. Debería haber creído en lo que creía.

En mi misma.

Entré en el camino a mi casa. El auto de Zayn está todavía aquí. Lo veo sentado en el porche, hablando con mi padre. Al salir del auto, mi padre saluda, y Zayn sonríe.

Todas las cosas que había pensado acerca del amor son reales. Es hermoso y terrible y no hace las cosas perfectas. Termina cosas, y trae nuevos comienzos.

Esto es mío.


La regla no escrita {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora