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La fiesta en la que Zaides y Zayn se juntaron era una cosa de fin-de-verano-oh-mierda-la-escuela-va-a-apestar,  y todos los sospechosos de siempre estaban ahí. Zaides se encontró con  un montón de personas del club de teatro, y todos estaban hablando sobre  qué obra querían hacer.

Yo estaba mirando alrededor de la casa, saludando a todos los que pasaban y hablando sobre el verano, todos estábamos de acuerdo en que era demasiado corto.

  Me desvié al estudio, que era su estudio habitual... un refugio para papá  completado con una cómoda y rechoncha silla que claramente no  permitieron en ningún otro espacio de la casa, una colección de  periódicos y revistas, todos abiertos en artículos sobre deportes, y dos  enormes estanterías, iban desde el suelo hasta el techo y estaban  llenas de libros de bolsillo y lo que parecían viejos manuales, pero  también había algunos libros sobre la mesa de café, de la clase que son  todo fotografías. Una de ellas era de unos zapatos.

Y aquí la  cuestión acerca de mí: me gustan los zapatos. Bueno, las zapatillas.  Tengo veintisiete pares, y veinticinco de ellos son unos que decoré yo  misma o las compré ya diseñadas (Dos pares están en mi habitación ahora,  totalmente blancas y esperando que la inspiración ataque).

Lo  que me conduce a lo que pasó. Allí estaba yo, hojeando el libro de  zapatos y preguntándome si podría conseguir una copia y decorar un par  de tenis con recortes de zapatos (vi tacones por los bordes, botas  bailando por la parte superior, y encajes amarillos brillantes con  diminutas zapatillas plateadas y encantadoras en los extremos) cuando vi  una pintura en la pared.

No sé mucho acerca de arte, pero la  pintura era claramente valiosa. Estaba agradablemente enmarcada y tenía  uno de esos pequeños reflectores que dicen "¡Mira! ¡Mira este CUADRO!"  sobre ella. También había alcanzado a esperar a ver una de esas pequeñas  tarjetas blancas atornilladas a la pared al lado del cuadro con un  pequeño título cono La lucha interna del Espíritu Humano (Estación 8)  pero no había nada allí, sólo la pintura y su luz.

Y la pintura... bueno, se parecía a la mierda.

No lo decía en sentido figurado, lo decía en serio, literal.

  Me moví un poco más cerca, interesada y horrorizada, y prácticamente  tenía mi nariz contra el marco de cristal cuando alguien entró en la  habitación. Miré hacia allí, y era Zayn. Le sonreí.

Y luego sentí que mi corazón se caía en mi estómago porque...

Bueno, el verano había sido muy, MUY bueno con él.

Zayn siempre había sido tres cosas: bajo, flaco y obsesionado con el arte.
  Pero durante el verano, había crecido -tuve que mirar hacia arriba para  poder encontrar sus ojos- y, aunque era delgado todavía, no era flaco.  Tenía músculos. No del tipo grande y voluminoso que siempre piensas  cuando oyes la palabra, sino unos largos y tonificados.

Él  parecía... oh, desearía ser poeta... pero se veía hermoso de manera extraña,  exótica, y cuando dijo "Hola, ______", quería correr hacia él y seguir  las líneas de sus pómulos con mis dedos y luego tocar su cabello.

Y está bien, el resto de él.

  Aunque, no lo hice. Sólo dije "Hola Zayn, ven y me dices qué es esto",  como si fuera el viejo y normal Zayn, el que había vomitado justo antes  de dar un trabajo oral en quinto... y no está de repente maravillosa  criatura cuyo rostro, que tenía todos los ángulos y era enorme, con unos  asombrosos ojos azules, se habían juntado en una manera que funcionaba y  me hacían tambalear.

-Bien, es una pintura -él dijo,  sonriéndome. Siempre me había gustado la sonrisa de Zayn -era amigable y  cálida- pero ahora, en ese rostro que se había convertido, era letal.

La regla no escrita {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora