10.

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La casa de Zaides está tranquila y vacía, y me quedo de pie vacilante en la cocina mientras revisa sus mensajes.

La casa de Zaides parece lo suficientemente normal. Zaides deja caer las cosas en el suelo, su madre deja a medio comer las latas de caramelos de menta que siempre tiene consigo por todas partes, pero todavía no me he sentido cómoda aquí.

No creo que Zaides lo haga tampoco. Pero ahora me siento incluso más incómoda de lo habitual. No puedo creer que Zayn este viniendo. No puedo creer que yo esté aquí. ¿Por qué una vez estuve de acuerdo con esto de nuevo?

Porque quiero verlo.

No estoy aquí por Zaides. Estoy aquí por mí, y soy terrible. Soy terrible y ninguna clase de amiga en absoluto y yo...

No puedo evitarlo. Todavía quiero verlo.

Zaides cuelga el teléfono y comienza a jugar con los quemadores de la hornilla, volviéndolos círculos rojos incandescentes, iluminando la hornilla, y luego apagándolos.

—¿Sabes que algunas hornillas tienen cosas sobre ellas? —dice—. Como, cosas pegajosas que pones en las sartenes.

Por supuesto que sí, mi madre tiene una hornilla de gas, pero la boca de Zaides esta apretada firmemente y esta parpadeando muy rápido, la forma en que lo hace cuando quiere estar enfadada, pero realmente esta triste.

—¿Qué pasó cuando comprobaste tus mensajes? —le digo.

Zaides frunce el ceño.

—Oh, lo de siempre. Mamá está trabajando hasta tarde y, por cierto, piensa que parezco que le he puesto un poco de carga, y papá no llamó —suspira y suavemente patea la parte inferior del horno con un pie—. ¿Por qué mis padres me odian?

—No te odian —le digo—. Tu mamá es... es cómo es, y tu papá ¿no siempre está lejos si parece que habrá otra cosa legal?

—Siempre hay otra cosa legal —dice Zaides—. Soy como este hueso que él y mamá luchan por conseguir. A veces pienso que podría ser un perro o un jarrón y todavía actuarían exactamente igual —me mira—. Y no miento y digo que no es verdad.

—Saben que no eres un perro o un jarrón —digo y no estoy mintiendo. Creo que los padres de Zaides saben que existe y que es su hija.

Sólo que no creo que a ninguno de ellos les importe. No es importante para ellos, como debería ser, y sé que es muy duro para ella.

Me acerco a donde está de pie y le pasó un brazo alrededor de ella. —Eres mejor que ambos.

—¿Tú crees?

—Totalmente.

—Nunca trataría a mi hijo como ellos, cuando tenga hijos, los hare quererme más que nada.

—No tendrás que hacerlos quererte, Zaides. Simplemente lo harán

—No, a veces tienes que hacer que la gente te quiera

—No puedes hacer que alguien te quiera.

—Por supuesto que puedes. Solo sé lo que ellos quieren que seas y, eventualmente, lo harán.

—Eso es... —horrible, quiero decir, pero la mirada en el rostro de Zaides, una mezcla de rabia e impotencia, me detiene—. Pero ¿qué pasa con ser una misma?

—¿Qué tiene eso de bueno? —dice—. Quiero decir, mírate. Eres pequeña y tranquila, por lo que los chicos nunca se enteran de ti. Eso es porque son estúpidos y sólo piensan en apariencias y cosas, por supuesto, pero aún así.

—De acuerdo —digo, ofendida, y mi voz se quiebra.

—No estés triste —Dice Zaides—. Sera diferente con el tiempo, estoy segura de eso. Además tus padres te aman de una manera locamente impresionante, y sabes que te quiero. Si pudiera tener una hermana, serías tú totalmente, pero me gusta pensar que ya somos hermanas. ¿No crees eso?

—Sí —digo, pero me pregunto si hay hermanas allí donde una se siente como si fuera una sombra de la otra. Si hay una chica con una hermana que a veces la hace sentir como nada.

—Oh mierda, Zayn estará aquí pronto —dice Zaides—. ¿Esperas aquí abajo y lo dejas entrar por mí? Tengo que ir a prepararme.

—Pero te ves genial —digo, aterrada. Quiero verlo, pero ¡no quiero estar a solas con él!

—Tengo que parecer perfecta —dice—. Todo lo que tienes que hacer es hablar con él durante unos minutos.

—Zaides...

—Está bien, no hables. Sólo haz los deberes con él. Puedes hacer eso, ¿verdad? Vamos a hacer los deberes esta noche de todos modos.

—Zaides —digo de nuevo, pero corre escaleras arriba gritando—: Tú eres más grande que nunca, ______ Bear —y sé que nada del cohibido Zayn yendo arriba conseguirá que baje antes de que esté lista.

Agarro mis deberes y trato de averiguar dónde sentarme. ¿En el extraño banco pequeño de la puerta principal?

No, porque entonces se verá como si estuviera esperándolo y yo...

Bueno, la cosa es que lo hago.

La regla no escrita {Zayn Malik}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora