9 de Enero 2001

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Era un nuevo año.
Una nueva mentalidad.
Una nueva esperanza de renacer como persona.

Así pensaba Luis constantemente desde aquella madrugada en la que había llorado hasta caerse dormido.

Últimamente se había propuesto todo para volver a sonreír como antes.
Para volver a sentirse vivo, sin necesidad de olvidarla.
Difícil por supuesto, pero no imposible.

Había algo en él que estaba cambiando completamente el punto de vista que tenía de todo.
De él, de lo que era, de lo que fue, y claro, de lo que quería ser.

Sabía muchas cosas.

Podían herirlo.
Podían herirlo muchas veces.
Pero aún así, Luis muy adentro de su corazón tenía el poder de salir de las barreras que él mismo se había construido.

Manteniendo el amor en mil y una fotografías, como prueba de un querer por encima de cualquier otra cosa, de cualquier otra persona.

Haciendo de aquellos recuerdos lo más preciado que la vida podía ofrecerle.

Tratando de dormir más de lo que su cuerpo quería, con tal de seguir soñándola.

Tratando de congelar el tiempo, tratando de regresar al momento en que sus ojos se vieron por primera vez.

"Amar puede sanar. Amar puede arreglarte el alma."

Es lo único que Luis tenía en mente cada que pensaba en ella.
Él seguía amándola.
Y eso no lo hacía sanar.
Lejos de arreglarle el alma, la destruía centímetro a centímetro.

Pensando en las tantas veces que se quedó sentado, contando los días desde que se fue.

Las notas que escribía, tan garabateadas, tan duras, tan llenas de desesperación, de melancolía.

Dejando de sentir el calor de sus abrazos.
Deseando una vida lejana.

Haciendo de su corazón una bomba de tiempo. Llamándole a su teléfono con la esperanza de que Yedid contestara. Su desesperación era máxima. Su nivel de locura permanecía por los aires.

Sentir como cada mañana tenía que levantarse solo.

Querer el amor como nunca antes.
Estar anhelándolo cada vez con mucha más fuerza.

Dejar pasar el tiempo y, aun así,
seguir sintiendo lo mismo.

Estar tan lejos de verla.

Sin sentirse protegido.

Sin estar sostenido en sus brazos.

Sin sentir su corazón contra su pecho.

O sus labios presionados en su cuello.

¿Cuán enamorado estaba?
Cifras que ni él mismo tenía por su mente.

Siempre fue así.
Siempre esperó que regresara a casa.
Y tal vez es por eso que últimamente se sentía así.

Quizá ahora lo entendía. Quizá eso era lo que lo mantenía aislado de él mismo.

Quizá la manta que cubría sus ojos se había desprendido totalmente.

Quizá había aceptado su realidad.

Su lastimosa realidad.

Yedid no iba a regresar a casa.

Y aunque eso le partía el alma,
aunque eso lo tenía vuelto un completo enfermo,
fue la primera noche para Luis,
en la que no lloró de dolor.

N/a: Antes que nada, una disculpa enorme por alejarme de wattpad. Han sido unas semanas horribles, desastrosas en todo sentido. Ni hablar de los trabajos que tengo que entregar para éstas semanas. De igual forma, me sentía muy mal por no poder actualizar aquí.
Aquí está, y espero sea de su agrado.
Los quiero muchísimo, y muchas gracias por todo.
Ya estamos a pocos capítulos de un final.
Y quizá otro comienzo.
Estamos en eso. ;)

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