Capítulo IV - Analizando el pasado

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Los nudos en la garganta son curiosos, muy curiosos.
Hace un tiempo, pregunte, de pequeño, a mi doctor el origen de los nudos pero al parecer no se ha descubierto aún su causa biológica.
En ese momento no tuve el valor de expresar mi opinión, de dar a conocer mi teoría aunque he hecho bien en no hacerlo, pese el antítesis creo que la idea es clara.

Las teorías, sean de quienes sean, siempre son recibidas con subjetividad, escepticismo y algo de mezquindad.

En fin, mi teoría probablemente es subjetiva, escéptica pero no mezquina aunque sí filosófica.
Creo que cuando alguien ama demasiado a alguien que, por desgracia o azar, recibe algún daño, mal o final el corazón intenta liberarse, deja fluir de su interior una parte del amor, pasión, amistad o cualquier otro sentimiento que lo una al sujeto afectado pero no se da cuenta de que aunque solo haya dejado fluir una misera pizca del sentimiento total, esa pizca es tan enorme, casi la podríamos apelar de colosal, que queda atascada en nuestro interior. Entre su origen: el corazón y su supuesta salida: la boca.

En realidad no es más que un mecanismo de defensa y supervivencia del ser humano. Los humanos hemos nacido y muerto desde nuestros orígenes, si después de más de 15 mil años aún seguimos vivos es gracias a que aunque nos derrumbamos, deprimimos y debilitamos, gracias a nuestro mecanismo de defensa, nos volvemos a alzar.
El tiempo en que estamos abatidos depende de la persona, yo, por poner un ejemplo, lo estuve unos 2 meses en los que se supone que mi corazón estuvo liberando todo el sentimiento que me unía con el humano afectado.
En realidad siento que en esos 2 meses el sentimiento se expandió y se hizo más fuerte.

Eso explicaría el porque me duele tanto el corazón: esta a punto de reventar.
Ahora lo amo más, mucho más. El amor que siento es tal que siento que podría ahogarme.

Antes creía que los nudos aparecieron cuando él apareció en mi vida pero aún los tengo todos los días por eso ahora sé que no los tuve cuando él apareció, aparecieron al enamorarme de él.

¡Ay mísero de mí, y ay, infelice!
¿Porqué espere tanto en declararme?
¿Porqué no pude ofrecerle nunca lo que me pedía? ¿Porqué? Simplemente... ¿porque?
Es muy injusto.

Jean & MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora