Capítulo VIII - Simples besos (Parte 1)

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- No es que no quiera besarte. He descubierto que si vuelvo a besarte y tocarte seguramente no podré detenerme y no quiero hacerte daño. Y por favor deja de pensar que solo quiero jugar contigo.
Te amo Jean.

- ¿Hacerme daño? ¿A qué se refiere? De todas formas es imposible que Marco me haga daño; es la persona más amable que conozco.

Ahora mismo estamos en la misma cama y él me esta abrazando, puedo sentir su aliento en mi nuca.
- ¿Puedo dormir aquí?

- Claro. - Creo que he preguntado algo obvio.
- Entonces iré a por mi manta. - Me estaba congelando.
- ¿Eh? ¡Ahh! - Pronunció cuando se dio cuenta. - Lo- lo siento. No volverá a pasar. - Otra vez, me cogió del pie mientras subía las escaleras. - Compartamos la mía. - Bajé de inmediato, tenía muchas ganas de dormir con él. Al bajar me tumbe a su lado y él compartió su manta tapándome. ¡Por fin! ¡Esta tan caliente!
- Gracias. - Lo dije pasados unos diez minutos y en realidad lo dije para comprobar si aún estaba despierto.
- De nada. - Ahora sé que aún esta despierto, él tampoco puede dormir, igual que yo.

- Deberíamos dormir o mañana no podremos con el entrenamiento.
- Lo se, pero tengo frío.
- Yo lo solucionaré. ¿Puedes levantarte un poco?
- ¿Hmm? ¿Porqué? - Noté como sus brazos se entrelazaban entorno a mi torso y me atraían hacia él.
- Para esto. ¿Aún tienes frío?
- No, ya no. Gracias. - Su pecho, su abdomen, sus pectorales, estaban pegados a mi espalda, sentía su respiración en mi nuca, sus piernas rozaban las mías y sus brazos se entrelazaban en mi abdomen.

Me sentía tan bien, tan cómodo. Empezé a acariciar sus brazos, nunca antes me había fijado en lo musculoso que esta, para pasar a sus manos las cuales entrelaze con las mías, "por fin" pensé, llevamos casi un mes siendo pareja y esta es la primera vez que nos damos la mano. - ¡Hmm! ¡Marco! - Él empezó a besarme la nuca y el cuello. - Hmm. - Los gemidos se me escapaban sin previo aviso. - Ma-Marco. - Sólo besaba mi piel pero se sentía muy bien "me gustaría hacerle sentir el mismo placer" pensé "pero seguro que no sabría". - Hmm - Ese gemido fue a causa de que empezó a usar su lengua. Nunca antes había tenido tantos escalofríos aunque estos escalofríos eran distintos porque en vez de provocarme frío cada escalofrío me calentaba más. - Ma-Marco - De repente noté como sus manos se colaban dentro de mi camisa y se dirigían a mis pezones - Ahh, mmhh - Era demasiado placer, definitivamente era demasiado.
- Te amo Jean. - Él si que es adorable.
- Yo también te, te amo. - Retomó mi cuello.
- Quitate la camisa.
- ¿Eh? ¿Po-por-que?
- ¿Te da vergüenza?
- ¡Claro que me da vergüenza! Y más si lo dices tan directamente.
- Entonces, ¿y si yo también me la quito? - Dicho esto se la quitó tal y como dijo. - Ahora tú.
- E-em s-sí - Me la quité muy nervioso y justo después noté como Marco se ponía encima de mí. - Ma-Marco ¿Qué ...? - No pude terminar, él había empezado a lamer uno de mis pezones, mientras una mano acariciaba el otro y con la otra acariciaba mi torso. Yo no pude aguantar y dirigí una mano a su cabello y la otra la utilizé para aferrarme a él, no quiero que se aleje de mí, nunca, él es la persona más amable y cariñosa que existe así que le daré toda la felicidad que pueda, quiero que sea tan feliz como lo soy yo ahora. - Te amo Marco, te amo, te amo. Eres la persona que mas quiero en este mundo. - Empezé a llorar.
- ¿Estas llorando?
- No. - Él me secó las lágrimas y luego me abrazó metiendo sus dos brazos bajo mi espalda hasta asomarse por encima de mis hombros.
- Mentiroso. - Me dio un beso por encima de los labios y luego descendió hacia mi cuello pero la diferencia era que en el cuello usaba la lengua y succionaba a parte de besar, luego hizo lo mismo con mi clavícula y siguió bajando hasta llegar a mis pezones.
- Ahh.
- Eres muy sensible aquí.
- Lo, lo siento.
- ¿Porque? Yo soy muy feliz cuando te oigo gemir. - Me sonroje al oír eso.
- A, a mi ta-tambien, me gustaría, ... Me gustaría o-oirte, gemir. - ¡Dios! ¡¿porqué me costó tanto decirlo?
- Te prometo que me oirás gemir, eres mi novio al fin y al cabo. Pero por ahora espera un poco ¿si?
- Va-vale. - ¿Porque tengo que esperar? ¿Porque no puedo tocarlo y oírlo gemir ahora? Aunque, no se si sabría o si podría hacerlo sin morirme de los nervios, literalmente. - Hmm. - Retomó su trabajo pero ahora era distinto, abandonó mis pezones y empezó a besar mi torso de forma descendiente. - ¡Marco! ¡Allí no! - Estaba tocando mi miembro por encima del pantalón.
- ¿Por qué no? Esta erecto.

Jean & MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora