Capítulo IX - Entrega (Parte 2)

1.5K 161 28
                                    

- ¿Por qué no? Esta erecto.
- Hmmm. - No lo puedo creer Marco me esta tocando ahí. - Ahh. ¡Ya basta! Ya es suficiente. - Siento que estamos yendo demasiado rápido.
- Tócame también. - Dirigió mi mano a esa parte de su cuerpo que sólo él conoce, y ahora yo. Me extraño notar que estaba erecto, es decir yo no he tocado a Marco en absoluto. - No tengas miedo, no muerde. - Dijo con un tono vacilon.
- Ya, ya lo sé. ¿Qué, qué haces? - Me abrió un poco las piernas para sentarse el entre ellas y luego estiró mis brazos pero solo durante un segundo para luego pronunciar "levantate". Me levante y en seguida Marco me dio un beso por encima de los labios y luego continuó en mi cuello. Sentí como, de nuevo, su mano llevaba la mia a su miembro.
- Sentados así será más fácil ¿no crees? - No contesté. ¡Es demasiado directo! Pero tenía razón así es más fácil. Noté como sus dos manos tocaban mi miembro, espera ¿dos?
- Ma-Marco - Lo hacía demasiado bien, se sentía genial. Yo en canvio ni si quiera lo estaba tocando hace rato que aparte mi mano de allí para abrazar a Marco. - Ah, ahhh - Mis brazos rodeaban su cuello hasta entrelazarse detrás de su nuca pero se desenlazaron por mi pícaro deseo de acariciar su pelo,... - Ahh - ...una mano a cada lado de su cabeza, empezé a descender, su cuello, él levantó su cabeza y yo aproveché para seguir acaricoando su cuello, notaba los tedones, me acerqué más y lo besé,... - Mmm, Marco - ...solo con los labios y sólo una vez pero lo hize, luego volví a entrelazar mis brazos por detras de su nuca y lo abrazé. - Te amo.
- Yo también te amo.
- Ahh Marco - Yo ya estaba en mi límite, abrazé con más fuerza a Marco y pocos instantes después me vine, ya no tenía fuerza. Me tumbé lentamente, Marco me ayudó como en todo lo demás. Ahora estabamos los dos tumbados en la cama, yo debajo y él encima sólo, unidos por mis brazos que seguían entrelazados.
- La proxima vez quiero que me lo hagas así - Descendió un poco y empezó a besar mi cuello, sólo con los labios, luego empezó a lamer de vez en cuando y más adelante ya estaba succionando y mordiendome con delicadeza. Quiero darle este placer, sin duda se lo daré, lo prometo. - Te amo Jean - Nunca olvidaré esta noche. Mis lágrimas volvieron.
- ¿Qué haces? - Dije agarrandome el pantalón que me quería quitar.
- Esta sucio.
- ¿Y quién crees que lo ha ensuciado? - No quería quitarmelo, si me lo quito estaré totalmente desnudo.
- En teoría has sido tú. - Pero, pero ¿qué? ¿cómo podía decirlo tan fácilmente? - ¿Qué haces?
- ¿No lo ves? Quitarme los pantalones. - Yo empezé a quitarmelos también. He tenido mucha suerte de enamorarme de Marco, él es muy comprensivo. Aunque él no tenga porque quitarselos se las ha quitado para que yo no me sienta avergonzado al ser el único completamente desnudo
- ¡Ma- Marco! - Se tumbó encima de mí y me abrazó pasando sus manos dificultosamente por debajo de mi espalda, tuve que levatarme un poco. - Ahh - Me mordió levemente la clavícula y luego la besó.
- Eres muy dulce. Da igual dónde te bese todo tu cuerpo es dulce.
- No digas cosas tan vergonzosas. - Digo esto aunque me gusta mucho oírlas. - Ahh - Me estaba besando la oreja. De pronto sentí algo en mi estómago, era el miembro de Marco que aún esta erecto: se esta conteniendo, no, en realidad él no se contuvo y me pidió que lo masturbara pero no lo hize. Soy horrible. El me esta dando todo este placer y yo, yo nada. - Marco - Me ignoró, supongo que creyó que sólo lo estaba anomenando, como antes. - Marco. Ya basta, para porfavor. - El se distanció de mi unos centímetros. - Lo siento.
- ¿A que te refieres?
- Tumbate.... por favor. - Estoy muy nervioso. Tengo, tengo a Marco tumbado para mí. Me acerque a su miembro y empezé a besarlo.
- Jean. No hace falta.
- ¿Cómo que no hace falta? Tu me has hecho cosas maravillosas que nunca olvidaré y quiero que tu también sientas lo mismo. - Eso es, hoy nos estamos entregando uno al otro. Yo te amo y tu me amas y es por eso que hacemos esto ¿no? Nos entregamos completamente uno al otro. Y lo más importante: solo a tí, me entrego solo a tí.
Nadie antes de ti me ha tocado o besado y lo mismo es para ti ¿verdad? Nadie te ha tocado antes ni besado. Soy la primera persona que toca tu miembro erecto, la primera que lo besa, la primera. Soy muy feliz.
- Ahh, Jean - Lo he oído gemir. También soy la primera persona que lo oye gemir.
- No te lo trages.
- ¿Eh? Pero es tuyo.
- Eso da igual. La próxima vez no te lo trages ¿de acuerdo? - El sol ha empezado a aaomarse puedo ver ligeramente el rostro de Marco.
Así que habrá proxima vez.
- ¿Qué tal si intentamos dormir un poco?
- Va, vale. ¿Puedo quedarme aquí?
- Por supuesto. - Dicho esto lo abrazé y dormimos un poco hasta que sonó la campana.
No puedo esperar a que llegué de nuevo la noche.

Jean & MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora