Capítulo V - Qué despertar (I)

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- Buenos días.

- Mmhh, sí. Buenos días. - Dije sin despertarme.

- Jean, Jean, despierta.

- ¿Ya ha sonado la campana? - Pregunté abriendo los ojos lentamente para luego volverlos a cerrar mientras me acomodaba mejor en la cama: no tenía intención de levantarme, estaba demasiado cómodo.

- No, aún no ha sonado.

- Entonces déjame dor... - No terminé la frase. Recordé algo, algo demasiado primordial: estaba durmiendo con Marco, era mi primera noche con él y lo más importante, hace un par de horas le había declarado mi amor y fui correspondido.

Abrí los ojos y ví la dulce cara de Marco adornada con su sonrisa habitual encima de mí. Me estaba observando desde hace rato.

- ¿Qué, qué pasa?

- Nada. Sólo que eres adorable. - Me sonrojé.

- Déjame dormir.

- Pense en que podríamos salir a dar una vuelta.

- ¿A estas horas? ¡Esta prohibido salir!

- ¿Entonces que sugieres que hagamos? - Dijo tumbándose de nuevo a mi lado, demasiado cerca de mí.

- No, no se me ocurre nada a parte de dormir. - Notaba como sus ojos seguían observándome.

- Bueno, a mi se me ocurre algo. verás llevo toda la noche con ganas de hacerte una cosa.

- Te quiero pero aún es temprano, ni siquiera llevamos un día juntos. - Dije avergonzado, no todos los uno puede rechazar algo así.

- No me refiero a eso. - Me abrazó, ¡Por fin! Al instante me aferre a él. Me pregunto quién de los dos lo deseaba más.

- Pervertido - Me susurró unos segundos después.

- No, no soy,... Es normal que pensara eso después de tus palabras. La culpa es tuya.

- Pervertido, no me eches la culpa. - Dicho esto me dió un beso en la mejilla.

Estuvimos una media hora o más abrazados hasta que sonó la campana. Creo que fue más de media hora o incluso más de una hora porque cuando te lo pasas bien el tiempo pasa volando.

Al despertarnos nos vestimos para ir a desayunar pero esta vez fue diferente.
- No te gires. - Le pedí.
- Tu tampoco. - Me respondió. Ya nos habíamos visto medio desnudos antes pero esta vez era distinta. Los dos nos queríamos y nos deseábamos y ambos lo sabíamos.

Jean & MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora