Capítulo I - Simplemente Marco

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Hace ya casi un año de la época mas feliz de mi vida aunque ahora haya adquirido un tono gris y melancólico.

Yo lo amaba tanto, tanto, jajajajaja.... Pero, que digo? Aun lo amo, lo amo y mucho, lo que siento es tan fuerte que incluso me da miedo.

Recuerdo que él fue mi primer amigo al llegar al campamento.
Nos hicimos amigos porque los dos aspirabamos a lo mismo: los dos queríamos formar parte de la policía del Rey.
Era muy fácil hablar con él pues siempre era positivo y amable, era tan amable conmigo que aveces incluso no sabia como reaccionar.

Su rostro siempre que me hablaba lo hacia mediante sonrisas simples pero sinceras.
Me acostumbre tanto a sus sonrisas que llegue a olvidar que estaba ahí para aprender a matar titanes y que vivíamos enjaulados en algo llamado "muro".

Los días pasaban al lado de Marco, y cada día me sentía mas seguro, cercano y a gusto con él. Parecía tan natural todo... Nuestras conversaciones, nuestras peleas por decidir quien duerme en la litera de arriba, nuestras carreras de caballos, nuestras competiciones,... en fin, el hecho de pasar prácticamente todo el día con ese sujeto se había convertido en algo casi innato hasta que un día el se puso enfermo.

No podía verlo puesto que las enfermeras me lo impedían, en realidad se lo impedían a todos no querían que nadie mas enfermase.
Los primeros días sin él fueron sencillos pero al cuarto día ya no pude aguantar mas, estalle y lloré porque me di cuenta de lo necesitado que estaba de ese humano en concreto.
No podía hablar con tanta seguridad con nadie mas que no fuera él, no podía reír con nadie de la misma forma con la que lo hacia con el, no podía evitar aburrirme en clase sin él, ni siquiera la comida me sabia bien sin él a mi lado sin hablar del sueño, desde que ha estado ingresado que no he podido dormir bien,... Sólo con él puedo llegar a ser feliz.

Me encerré en mi habitación aprovechando que era domingo y que era mi día libre para desahogarme.
Después de 2 semanas sin Marco me di cuenta de algo. Yo lo amaba, lo necesitaba pero no podía hacer nada más a parte de rezar y esperar. Rezar y esperar.
Mientras me ahogaba en mis propios llantos decidí que si llegaba a ponerse mejor y salir del hospital me iba a declarar.

Gracias a Dios, Marco salió 2 días después.

El miércoles, primer día después de la alta de Marco, después de haber pasado un día de lo mas normal y natural con mi amado decidí que me iba a declarar al llegar la noche, cuando estuviéramos solos en nuestra habitación.

Jean & MarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora