~Capítulo 14~

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-La primer práctica conocida de una lobotomía en una persona, fue realizada por un canadiense que sólo conocemos como George.

El cerebro es algo complicado.

-Movido por una fuerte depresión, debido a su manía compulsiva que lo llevaba a comprobar constantemente el orden de las cosas, George decidió suicidarse.

El cerebro es el órgano más importante para del cuerpo humano.

-George metió la pistola en su boca, presionó el gatillo, pero la bala no lo mató. Sin embargo, perforó una parte de su lóbulo frontal.

Todos los procesos de los organismos y células son controlados por el cerebro, así como las sensaciones y emociones. La sensación de hambre parte del cerebro, viajando hasta el estómago, cuando sufrimos algún golpe el cerebro es el primero en procesar el dolor y enviar los impulsos hasta la zona.

El amor y desamor, parten del cerebro también, y se trasladan al corazón en distintas reacciones.

-Luego de recuperarse, todas las facultades mentales de George estaban bajo su control, incluso su obsesión se había curado.

Este tipo de clases son mis favoritas, la medicina neurológica es la que hasta ahora más me atrae.

El cerebro humano me resulta demasiado fascinante.

La clase está más llena de lo común, la neurocirujana Johanna Miller titulada en John Hopkins había sido invitada a dar su clase pues sus recientes avances en cirugía cerebral estaban teniendo bastante atención por la clínicas privadas de Miami.

Era una mujer rubia, ligeramente bronceada y de rostro cansado, la expresión que esperas ver en alguien que ha dedicado su vida al estudio. Nos tenía a todos con la atención en el proyector, a pesar de ser sábado nadie parecía querer quejarse, y yo estaba tan relajada en esa clase.

Un momento de paz luego de los últimos días.

A mi lado derecho estaba Chelsea, tratando de anotar las cosas importantes que decía la doctora Miller. A mi izquierda estaba Normani, últimamente no hablábamos mucho y si tenía que adivinar la razón seguramente acertaría.

En ese punto era obvio suponer que ella y Ally ya sabían de lo mío con Lauren, y por supuesto no estarían tan contentas conmigo.

Luego de casi seis horas abandonamos el salón, parecíamos personas de sesenta años por la manera en que nos estirábamos, luego de pasar tanto tiempo con el trasero en esos asientos.

Me disponía a salir hacia la entrada, para tomar en metro o algún taxi, pero escuché una bocina demasiado conocida.

-¡Mila! -gritó la polinesa desde su asiento del conductor, en el parqueadero.

Troté hasta ella y me apoyé en el marco de su puerta al llegar.

-¿Qué haces aquí Dinah Jane? -dije juntando las cejas, no se supone que ella tuviera clases ese sábado.

Colors {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora