~Capítulo 19~

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La mañana siguiente a aquel dramático día, desperté y lo primero que sentí fue una punzada en el vientre. Estaba sola en la cama, el espacio ocupado por Lauren estaba vacío.

Obligué a mi aún soñoliento cuerpo a levantarse y pude respirar con calma al verla apoyada en el ventanal de mi cuarto.

A juzgar por su rebelde cabello, ella no llevaba demasiado tiempo despierta.

-Lo, ven a la cama -murmuré, restregando el dorso de la mano sobre mi párpado.

-No, ven tú -parecía una bebé- Quiero que me digas si el cielo está azul.

Ella no iba a rendirse, y yo tampoco me negaría. Salí de la cama y caminé de puntillas hasta donde la ojiverde estaba, el suelo estaba frío, al igual que el día, el cielo no estaba azul.

Al sentirme cerca las manos de Lauren envolvieron mi cintura, sin pensarlo casi llevé las mías a su cuello mientras ella repartía besos por mis mejillas. Era una sensación demasiado perfecta como para querer separarse.

-¿Está azul?

-No, cariño -ella se hizo un poco hacia atrás, sin soltarme ni yo a ella- Está algo gris.

-A ese color lo conozco bastante -ella suspiró e hizo una pequeña mueca- Quería imaginar que los días grises sólo existían en mi mente.

-Los días grises también puede ser buenos Lern -mi mano acariciaba su mejilla, ella parecía disfrutarlo- Por ejemplo, podemos pasar el día tumbadas en la cama... Dándonos...

-Oh, sí...

-¡Besos! -reí apenada, Lauren tenía una rápida y pervertida mente.

-Los besos están implícitos -por fin estaba riendo, sobre mis labios, logrando esa típica revolución en mi estómago.

Caminamos de esa manera, con nuestros labios deseosos de los contrarios, hasta llegar a la cama. Lauren estaba encima y cuando yo empezaba a acomodarme, se separó.

-No vamos a tener sexo ahora, tenemos universidad Camz -dijo ella, yo no prestaba demasiado atención pues estaba entretenida con su cuello.

-¿Sabes qué dice la ciencia sobre el sexo mañanero?

-No, y tú tampoco lo sabes -aquella última palabra salió en un jadeo, había tocado su punto.

-Cierto... Pero deben de ser cosas buenas.

Y lo son. ¡El sexo mañanero es bueno para el corazón!

Aquella mañana resultó más productiva que el cardio de todos los días.

Salimos de casa con bastante prisa, Dinah había pasado por el edificio una media hora
a antes, pero por cuestiones típicas a nuestra naturaleza (el jodido mañanero), no logramos estar listas a tiempo. Llamé un taxi y le pedí que pasara por un McDonald's cercano a comprar nuestro desayuno.

-¡Lauren!

-¡Me dieron muy pocas, Camila! -Jauregui se estaba robando mis papitas.

-Nos diero lo mismo, lo vi.

-A mi no me consta -señaló sus propios ojos y se encogió de hombros- Es más, puedo decir que esas son mis papitas porque mi intución de ciega me lo dice.

-Eres una bebé -me quejé entregándole mis papitas.

-Iris ini bibí -ella tomó un par de papas y se las llevó a la boca.

Colors {Camren}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora