Muy bien, ya estoy de nuevo sola.
De todas maneras ni que me importara.
Puedo estar sola, sin ella.
Sí, puedo.
Camino por los pasillos del instituto. Aya, mi "mejor amiga" se había ido no sé donde. Quizás con un chico, como suele hacer. O con otro grupo de chicas.
Empiezo a cansarme de esto.
¿Cuántas veces has dicho eso Lenka?
Ya ni lo recuerdo.
Me dirijo a la sala de Historia. Era la clase que nos tocaba. No me serviría mucho pasar el receso sola. Varios de mis compañeros de curso esperaban en los recesos fuera de la sala de clases, así, se evitaba llegar atrasado.
A veces el instituto no tocaba la campana para indicar que el receso acabó. Y bueno, tampoco se nos ocurría mirar la hora.
Veo que ya hay varios niños y niñas esperando fuera de la sala. Me siento en el suelo, apoyando mi espalda en la pared. Me coloco mis audífonos y coloco al azar en mi celular.
Coloco al máximo el volumen de mi celular. Siempre me ha gustado escuchar la música así. Me olvido de la realidad por un momento y me concentro en mi mundo, donde todo es como yo quiero, todo es color de rosas.
A veces me imagino a mí sola, escribiendo canciones mientras toco el violín, u otros instrumentos.
Abro mis ojos. Recuerdo que estoy en receso y no sé cuando termine. Nunca recuerdo con claridad a que hora terminaba.
Miro a mi lado, para preguntar a que hora termina el receso.
Veo a Kiara, una chica de cabello largo y negro, recogido en una coleta. Tiene la mirada perdida en un punto del suelo y una expresión de tristeza en su rostro, especialmente en sus ojos.
Me quito uno de mis audífonos y le bajo el volumen a la música.
Qué debería hacer?
Nunca me ha gustado ver a las personas tristes, es un sentimiento horrible que se tiene que soportar y llevar el peso de éste. Y pesa bastante, que a veces no hay otra opción que desahogarnos, ya no podemos soportarlo más.
Finalmente, me quito ambos audífonos y los guardo junto con mi celular. Observo a Kiara.
-Hey. - Murmuro. Ella me observa. La miro a los ojos.
Reflejan mucha tristeza.
-Hey. - Murmura despacio.
-Sabes a qué hora salimos de receso?
-No. Siempre la olvido. Lo siento.
-No, no importa. Gracias de todas maneras.
-De veras no sirvo para nada. - Ella abraza sus piernas y oculta su cabeza en éstas.
Eso lo murmura, pero logro escucharla. Me acerco más a ella.
-Hey, eso no es cierto. No digas eso.
-M-Me escuchaste?
-Si, pero eso no es lo que importa.
-L-Lo siento.
-No te disculpes. Por qué piensas eso?
-Es lo que mis padres me repiten una y otra vez.
-Seguro lo hacen porque no han tenido un buen día. A mí me sirves. - Ella alza la mirada.
-Para qué te serviría yo?
-Me siento cómoda y feliz hablando en este momento. Antes tenía un humor del asco.
-En serio?
-Si. Ahora no llores, no me gusta ver a la gente llorar.
-Bien. - Ella se seca las lágrimas.
-Por lo menos te desahogaste.
-Eso creo. Por qué no estás con Aya?
-Oh, ella. Me volvió a dejar sola.
-Pero si siempre están juntas.
-Ya no, supongo. Ya me aburrí de todo esto. Además, ella me trata mal cada vez que puede.
-Lo siento. Qué harás ahora?
-No lo sé. Siempre he odiado estar sola. Ya estuve sola por un largo tiempo. Pero dejemos de hablar de mí. Dónde están tus amigos?
-Jugando, creo. No me sentía bien, así que no quería ir. De todas maneras, no me necesitan. Pueden estar bien sin mí.
-Lo mismo me pasa.
-Sabes? Me has subido el ánimo.
-En serio? Me alegro. - Sonrío. Ella sonríe.
Una hermosa sonrisa.
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Amigas, ¿por siempre?
Teen FictionLenka y Kiara son unas simples chicas de quince años de edad. Son como cualquier otro adolescente. Desde que se conocieron, han sido muy unidas. Pero, ¿qué pasará con su promesa de mejores amigas por siempre? Sus corazones podrían estar derramánd...