Kiara me observa fijamente. No me atrevo a sostenerle la mirada.
-¿Eran novias? - Pregunta.
-Si. Pero ella sólo estaba jugando conmigo. - Suspiro. -Hizo una apuesta con sus amigas, consistía en salir conmigo, durante un mes como mínimo.
-Uh... Tú... ¿La amabas?
-No en el termino amar. Nunca he sentido mariposas en el estomago. - Suspiro. - Ella me pidió ser su novia, ya que supuestamente yo le gustaba mucho. Y yo... no quería que ella se sintiera mal. Pero terminé sintiéndome mal yo. A mí... No me gustan las chicas.
-Lo siento, de veras.
-No importa. Me ha pasado lo mismo con chicos. Sólo soy un juguete para ellos.
-Para mi no. Eres alguien especial, que alegra mis días, al 100%. - La miro a los ojos. No puedo evitar soltar una sonrisa.
-Gracias, eres muy tierna. - Ella sonríe. Desordeno su cabello.
-¡Hey! - Ambas reímos. Observo la hora. Ya era tarde, debía volver a casa.
-Lo siento Kiara, debo irme. Mi hermano ya debe estar en casa.
-Entiendo. Vamos, iré a despedirte. - Nos levantamos de la cama. Tomo mi mochila. Bajamos las escaleras. Me despido de la madre de Kiara.
Kiara abre la puerta. Salgo y me giro. Ella me sonríe, con aquella sonrisa radiante que solo ella posee.
-Adiós Lenka. - Besa mi mejilla, yo beso la de ella. -Ten cuidado.
-Adiós pequeña, lo tendré. - Desordeno su cabello y sonrío. Me giro, escucho que Kiara cierra la puerta.
Camino en dirección al departamento. Comenzaba a oscurecerse y hacia frio. Me coloco mis audífonos y reproduzco la música, con volumen bajo.
(...)
Entro al apartamento y dejo mi mochila en el suelo. Veo que mi hermano está viendo la televisión. Hay unas bolsas sobre la mesa. Las observo de reojo y me dirijo a mi habitación.
-Compré almuerzo para mañana, así no cocinas.
-Bien. - Abro la puerta de mi habitación. Iba a entrar, pero mi hermano sujeta mi mano. Me giro.
-Hey, no quiero que estemos así. Sé que cometí un error y me descontrolé, bastante. Di un muy mal ejemplo como hermano mayor. Aún así, siempre te preocupas de mí. Prometo que nunca más te causaré problemas de esa gravedad. Lo siento mucho, de veras. - Él me mira a los ojos.
-Sabes que eres el mayor idiota del mundo, ¿No?
-Lo sé, soy un grandísimo idiota. - Ambos sonreímos.
-Perdonado. - Nos abrazamos. Tenía que pararme de puntitas para alcanzar su cuello. Él sujeta mi cintura y me levanta del suelo.
-Dios, estás muy delgada. ¿Has comido bien?
-Sí, he comido bien.
-¿No crees que haces mucho ejercicio?
-Es bueno para la salud.
-Dormir es bueno para la salud, ve a dormir ya. Es tarde.
-Está bien.
Entro a mi habitación y cierro la puerta. Me quito la ropa de colegio y la doblo, para mañana. Me coloco mi pijama. Veo la hora, ya eran las 21:23. A esa hora ya comenzaba a darme sueño.
-Agh, que sueño. - Suspiro y me estiro. Apago la luz de mi habitación y me acuesto en la cama. Al acostarme, choco con el velador, haciendo que una caja de allí se cayera. -Dios, que fastidio.
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Amigas, ¿por siempre?
JugendliteraturLenka y Kiara son unas simples chicas de quince años de edad. Son como cualquier otro adolescente. Desde que se conocieron, han sido muy unidas. Pero, ¿qué pasará con su promesa de mejores amigas por siempre? Sus corazones podrían estar derramánd...