-¿T..Te gusta una chica? – dije después de un momento sorprendida. Mirándolo tal vez con una expreción de sorpresa.
-Sí...- dice mirándome a los ojos.
Yo simplemente no podía creerlo, de verdad le gusta Hori-chan. No puede tratarse de otra persona más que de ella. Es linda, tierna, divertida y bajita, mucho más bajita que yo. Su cabellos es largo y sedoso, y el mío es corto y liso. Sus ojos son tan grandes que me dan miedo, y los míos son de tamaño promedio...
Jamás podría competir con ello. Además, siempre que esta con ella, la abraza, le acaricia el cabello, la anima...
Siento que la trata de una forma especial.
Mientras que pensaba todas esas cosas que me desanimaban al instante, dije:
-¡Vaya!... P..Pues eso es...es... ¡Genial!... digo... ¡Felicidades!- dije de forma nerviosa. –Y.. Se puede saber quién es?- pregunte finamente, después de haberme volteado para dejar de mirarlo. Odiaba mentirle a Mamo-chan y aun más con esta situación. Decidí mirar cualquier cosa que no fuera él, no podía soportarlo.
-Bueno, me gustaría que adivinaras... Mei-chan.... así que te daré algunas pistas... - dice de forma divertida.
-B..Bueno, como quieras...aun que, ya puedo imaginarme quien es...- dije algo molesta.
-A ¿Si?...Descríbemela....- dice muy tranquilo.
-Bueno, es mucho más bajita que yo, su cabellos es largo y sedoso, sus ojos son enormes y brillantes y su voz es tan tierna y chillona como una ardilla...- dije mientras que me cruzaba de brazos aun molesta por algún motivo.
-Eeeeh... ¿Mei-chan?, creo que ...- de repente me doy vuelta para hablarle de frente, y lo interrumpo diciendo:
-Tranquilo Mamo-chan, ya sé quién es... así que no debes decírmelo... espero que tu y Hori-chan sean muy feli...-
Pero de improviso, una extraña sensación de hace presente. Una mano de Mamo-chan se había posado en mi mentón, para luego atraerme hasta su rostro. Después, siento en mis labios una sensación de humedad y calor...
Era la sensación mas extraña y emocionante que jamás había sentido en toda mi vida, todo mi cuerpo había quedado completamente paralizado, mis piernas se debilitaban y mi corazón latía tan fuerte que se me dificultaba respirar.
Los grandes y suaves labios de Mamo-chan acariciaban los míos tiernamente, y con la otra mano sostuvo la mía gentilmente.
Temblaba, mi mano no paraba de temblar. Pero al momento de que Mamo-chan la sujeta me tranquilizo un poco.
...Dios, esto es algo inexplicable...
Pero tarde o temprano debía volver a la realidad, y seria yo quien daría ese pasó. Como Mamo-chan no daba indicios de querer dejar de besar, trato de zafarme de sus manos y alejo mis labios de los suyos.
Luego, con un rubor que tal vez pudo verse seguramente desde cualquier punto de mi cuerpo, dije:
-¡M...Mamo-chan! ¡¿Qué rayos haces?!... ¡Yo no soy Hor...!-
Pero, nuevamente soy interrumpida por un dulce y suave beso de Mamo-chan. Esta vez fue más audaz, y poco a poco sentía como algo mucho más húmedo que sus labios se introducía en mi boca.
-Mei-chan... Esta vez te equivocas... - decía Mamo-chan entre besos. Comenzó a ser más osado, y sus manos tomaron mis brazos con fuerza para luego atraerme hasta su cuerpo delgado.
