Capitulo 10

97 13 8
                                    

Narra G.
Llegué al departamento de Frank y el chofer me di la indicación de que debía bañarme y después irme a dormir, que no esperara a Frank que lo más posible es que no llegaría a dormir.
Mientras me bañaba me daba de topes, había estropeado todo de nuevo, me pregunto cuantas veces Frank tendrá que salvarme y cuantas serán las veces en las que yo lo eche todo a perder, quizá hubiese dejado a Frank que me tocara pero estaba asustándome un poco, además de que me lastimaba. Pero no sólo eso, cuando me tocaba recordaba lo que ocurrió en el cuarto de lavado y me moría de vergüenza por haber terminado en su mano.
Estaba recostado en la cama de Frank aferrandome a su almohada y a su olor, de un momento a otro y sin saber bien porque, comencé a llorar. Quería que Frank estuviese ahí, me bastaría con saber que estaba ahí en el departamento.

****
Narra F.
Maldición soy un completo idiota, dejándome guiar por el enojo y los celos, Gerard necesitaba consuelo y saber que él no tenía la culpa de nada y que es lo que hice, todo lo contrario forzarlo a besarme, lo hice llorar, maldición.
Baje del auto y le pedí a el chofer que llevará a Gerard a casa, no podía seguir en el auto, al menos no con toda esa histeria dentro de mí, comencé a caminar dejando que la lluvia limpiara, enfriara y se llevara todas aquellas emociones negativas que se posaban en mí en aquel momento.
Camine sin rumbo y entre a un bar, ordene una cerveza, después un whisky seguido de dos caballitos. Cuando comencé a sentirme mareado decidí que era hora de volver a casa, seguramente Gerard ya estaba dormido. Tomé un taxi a casa, cuando entre al departamento todo estaba oscuro, fui al baño y comencé a desnudarme, y entre en la ducha. La verdad era que aunque había conseguido calmarme, seguía deseando tocar a Gerard, no podía sacarlo de mi mente, y aquella cara suya con lagrimas en los ojos me excitaba aun más no porque fuese algo así como un sadomasoquista si no porque quería ver todas las caras de Gerard, cada una de sus expresiones, su cara al sufrir un ataque de risa, su cara dándome la bienvenida a casa, diciendo buenos días, sus expresiones al besar, al sonreír sin preocupaciones, sus gestos antes, durante y después de hacerle el amor, joder quería todo de Gerard, mi mano se deslizaba de arriba abajo, mi voz se hacía cada vez más ronca y mi respiración se volvía agitada; así fue como termine ensuciando la pared de la ducha. Deseaba a Gerard, me daba miedo pensar que quizá era sólo un capricho mío, pero sabía que no era así porque entonces no tendría en cuenta sus sentimientos, si fuese un capricho mío lo hubiese violado en aquella casa de citas y lo hubiese votado sin ninguna consideración, pero no es así, yo quiero protegerlo y aunque este deseo es como veneno que me consume por dentro cada día más y más, sé que puedo ser fuerte. Me sentía tan confundido no sabía como explicar esta sensación en mí, la emociones que por mi cuerpo corría, ¿A caso me había enamorado?
Fui a mi habitación para terminar el resto de la noche ahí y entonces ahí estaba él, con unos bóxers pequeños y una playera al menos tres tallas más grande que la suya, abrazaba una de mis almohadas, estaba medio destapado por lo que le cubrí con el cobertor, se removió entre las sabanas y soltó un suspiro. Aunque ya estuviese calmado no podía correr el riesgo, así que fui a la habitación de huéspedes a dormir.

El Delirio De Mi SalvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora