Capitulo Uno

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Narra F.
Llegué tarde al colegio, como si eso me importara. Baje de mi jaguar negro y me dirigí al salón de clases, al entrar lo primero que escuche fue el reclamo de la profesora.
-Joven Iero esta es la quinta vez que llega tarde y usted sabe lo que significa eso-
>Sexo por la tarde< pensé para mis adentros.
-Sí profesora, ya no puedo entrar a su clase- dije en un tono odioso
-Exacto así que haga el favor de retirarse- dijo con una sonrisa burlona.
-Bah- Solté un suspiro, di media vuelta y fui a la cafetería. Así me la pase todo el día, sin entrar a clases, jugando con mi celular y enviando uno que otro mensaje de texto.
-Hola Frank- saludo mi amigo Ray sentándose frente a mí.
-Sí, ¿Que hay enano?- dijo Matt y se sentó a mi lado.
-¿Estas listo para tu regalo de cumpleaños?- me pregunto Ray.
-¿Que?- pregunté alzando una ceja
-Sí, esta noche Ray y yo te llevaremos a tu regalo- Matt sonrió
-¿Y por que hoy? Mi cumpleaños es el sábado...- Ray me interrumpió -Dah! hoy es viernes y decidimos dártelo hoy porque supusimos que mañana la pasarías con tu familia- me dio un zape.
Tome mis cosas y me levante.-Esta tarde estaré ocupado- dije sin interés.
-Por eso pasaremos por ti a las 10 p.m. Idiota- dijo Matt arrojándome una bolita de papel. Me fui haciendo una seña con mi mano.
Por la tarde había llegado a casa para variar mis padres no estaban y no tenía interés de saber donde estaban.
-Joven Iero, la señorita Jamia lo espera en su habitación- me dijo una de las muchachas, a lo que asentí con una sonrisa forzada.
Al subir a mi habitación allí estaba ella, recostada en mi cama, con el pelo suelto y un olor... ¡Espantoso! Era su perfume pero vaya que apestaba.
-Muy mal joven Iero, ¿No querrá que hable con sus padres sobre su situación académica o si?- Dijo mientras se levantaba y se acercaba a mí para quitarme la chamarra.
-No profesora- conteste sin ánimos.
Ella río -Bueno basta de esta estúpida formalidad...- hizo una pausa.-Vayamos al grano.- me tomó de la camisa y me tiro sobre la cama.
Sí, bueno como notaran tenía una aventura con una de mis profesoras pero comenzaba a ser aburrido.
-Frank, eres tan tan ardiente- me dijo recostada, intentando recuperar el aliento después de aquel ajetreo.
-Como digas- me levante y tome una toalla limpia- Cuando salga de la ducha no quiero que sigas aquí-
-¡Frank!- me reclamó.
-Frank nada, ya te dije o ¿quieres que hable con tus supervisores y le cuente que obligas a un menor de edad a tener sexo para poder aprobarlo?-
-Pudrete Iero-
-Por cierto, esta no es tu casa así que no entres a mi habitación con tanta confianza-
-Que te jodan!- a lo que respondí azotando la puerta.
Estaba recostado sobre mi cama, intentaba reflexionar sobre mi vida, tengo todo y me siento vació y para colmo no sé no sé que hacer de mi vida.
-Joven Iero sus amigos lo buscan en la entrada-
Que molestas y mal educadas eran las criadas. Me levante de la cama y salí del cuarto. -Para la próxima vez toca a la puerta- le dije irritado.
En la entrada principal estaba el convertible de Matt, me subí en el y arranco de inmediato.
-Bueno, a todo esto ¿Cuál es la dichosa sorpresa?- intente verme serio pero quizá si tenía algo de curiosidad por saber.
-Ya verás- dijo Ray.
Al poco rato llegamos a una casa muy grande y elegante, aunque algo anticuada.
-¿Una casa?- levante una ceja.
-No es la casa, es lo que hay dentro de ella- Matt rió hablando por primera vez en la noche.
Al entrar nos recibió un hombre alto y de traje.
-Bienvenidos-
-Gracias Bob- le dijo Matt.-El es cumpleañero- dijo señalándome.
-Oh claro, ya tenemos la sorpresa lista- sonrió - No pensé que tuvieras amigos con ese tipo de fetiches, pero en fin síganme-
-En realidad no sabemos que tipo de fetiches tiene- menciono Ray.
Subimos unas elegantes escaleras en forma de caracol, con escalones de cristal, lo seguimos hasta una habitación, y yo ya tenía la sospecha de que era esa "sorpresa". El tal Bob abrió la puerta y me hizo una señal para que entrara.
-Disfrútalo- dijo Ray
-Estaremos ocupados a sí que más vale que tú también- Menciono Matt y Bob cerró la puerta.
Mire toda la habitación, tenía una buena pero tenue iluminación, buque con la mirada ¡Bingo! La chica que debía estar allí; estaba sentada en la cama dándome la espalda. Tenía el cabello algo largo y de color negro azabache, llevaba puesto un lindo vestido azul turquesa. Me acerque a ella y coloqué mi mano sobre su hombro.
-Hola- le dije de manera amable, ella se levanto y se giro para verme.
-¿¡Pero que!?- ¿Era hermosa? No, no, no, era un travesti, de rasgos finos delgados y por supuesto hermosos, su piel era como la porcelana, sus ojos eran dos esmeraldas y sus labios estaban pintados con un color rojo intenso. Aquél hombre estaba ruborizado.
-Lo- lo siento, ¿No soy lo que esperabas?-
...

El Delirio De Mi SalvadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora