Capitulo 6. Un pequeño cambio: ¿nos mudamos?

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Todo negro. Comencé a recobrar mis sentidos poco a poco, hasta poder entender qué sucedía

Un temblor.

¿Hoy? Sí. ¿Por qué no?
Fue un día terrible. No. Pésimo. Sentí mis manos por unos momentos y algo entre ellas.

Era la agenda que me había regalado Komaru. Suspiré. Al menos eso sigue a salvo. Sin embargo... ¿está todo lo demás así? ¿...Dónde está Akira?

-Touko...Touko...por favor...despierta

Ah. Me he desmayado. Al menos ella está bien... Por otro lado... ¿Por qué Sho no ha tomado mi lugar...?

Abrí los ojos. Akira estaba allí. Me miraba con felicidad, a pesar de que hace un rato el nuevo hogar por el que esperó tanto se derrumbó. Comenzó a llorar.

-Gracias...gracias -decía mientras sostenía mi mano, dirigiéndola a su rostro. Traté de reincorporarme. Pude observar los restos de la casa...-Touko...parece que no hay nada que hacer aquí... ¿Estás herida? ¿Te duele algo?

Sentía mi cuerpo nuevamente, junto al dolor en varias partes de este. Y, de pronto, las luces y rostros se desvanecían:,
todo se ponía de un tono negruzco... ¿Para qué la llamé?

*Fin de Punto de Vista de Fukawa*

Los ojos de la pelimorada se tiñeron de carmesí, de su boca brotó una lengua extremadamente larga como para mantenerla dentro de esta: Akira conocía lo que sucedía e hizo ademán de alejarse; sin embargo, el estar acostumbrada le hizo no dejarla ahí simplemente y correr.

Todo alrededor se llenó de las risotadas de la asesina serial. Akira sintió el filo metálico rozando su cuello. Frío, difícil de olvidar y tan común dentro de su vida diaria. Aquellas tijeras nuevamente en su cuello, con la tentación de caer finalmente en él y arrebatarle la vida, la llevaron a lo más profundo de sus recuerdos. Cuando conoció a Sho, a Fukawa, y al lazo que las mantiene unidas: ese cuerpo frágil.

Akira había perdido la cuenta de cuántas veces ese escenario se ha repetido.

-¡Kira-Kira! ¡Cuánto tiempo! ¿Eh? ¿Eh? ¿Por qué esa cara? -dijo Genocider mientras alejaba las tijeras del cuello de la ama de casa.

-No recuerdas... ¿verdad?

La asesina se incorporó ante la mirada de Akira.

-¿Eh? ¿Qué es esto? ¿Una libreta?

-¿Tanto olvidaste, Sho?

-Creo que me la ha dado Dekomaru...

-Exacto. ¿Recuerdas lo que sucedió antes aquí?

-Nos habíamos mudado... ¿Eh? ¿Así que se ha derrumbado? -dijo Genocider en su tono sarcástico acostumbrado, al observar hacía atrás

-Sí...

-¿Qué haremos ahora?

-¿Mudarnos de nuevo, no crees?

Unas intermitentes luces azules y rojas interrumpieron la conversación entre la asesina y Akira. La última supo inmediamente que Sho no pudo haber despertado en peor momento.

-Buenas noches, lamentamos lo acontecido. Estábamos haciendo patrulla por aquí ante los casos de asesinatos de estos barrios y nos enviaron a socorrer. Los paramédicos llegarán pronto; por favor, espere aquí mientras inspeccionamos los escombros -dijo un oficial bajándose del auto.

Akira intentó voltearse, pero cayó en cuenta de a quien tenía al frente de ella. -Esconde las tijeras. Esconde las tijeras- pensó para sus adentros al mirar en los ojos carmesí que la observaban fijamente.

Genocider pareció leer su mente y escondió sus armas homicidas. Según ella, ningún testigo la ha denunciado todavía por temor a morir de peor forma. Así nadie tendría una descripción física de ella y Fukawa no estaría en problemas. Compartir cuerpo con alguien era molesto para ella; sin embargo, ambas salían ganando con sus estrategias. Fingió dormirse hasta que un cosquilleo en la nariz la hizo estornudar.

Los rojos ojos que atemorizaban a Akira hasta cierto punto en que podía fingir que no era así cambiaron a ser grises y se fijaban en ella con confusión. A diferencia de antes, estaba mucho más despierta.

-Akira...¿qué..?

-Nos mudaremos, Touko-chan.










Los Besos de una Escritora (Fanfic TogaFuka)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora