Capítulo XVII

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Pero decidí quedarme, algo en mi me decía que debía hacerlo por más que yo no quisiera.

Harry y yo seguímos viendo películas juntos, ya que el fue a comprar muchas, ya no dormiamos juntos, solo cuando vemos películas y nos quedamos dormidos.

Y Bien he negado esto por un tiempo ya pero, creo que el me gusta... O tal vez solo me gusta lo que siento cuando estoy con el.

Pero no se lo voy a mostrar, voy a finguir que nada está pasándo con el.

-Estoy aburrido- dijo Harry interrumpiendo mis pensamientos y entrando a mi cuarto.

-Yo también - dije sincera.

-Bien, vamos. -agarró sus llaves y una maleta y se fue a la puerta.

-¿a donde vamos?

-Ya verás, has una maleta para dos días- dijo apuntandome con las llaves.

-Bien- dije con un poco de pereza, pero igual agarre mi maleta y comenzé a meter ropa -listo-

Bajamos y entramos al auto de Harry, olía tan... El.
Joder Emma deja ya de pensar en el.

Llevamos como media hora en el auto y aun no me dice nada.

-Harry dimee-dije haciendo puchero.

-Solo se que te va a gustar- dijo con una sonrisa torcida, joder esa sonrisa. -Y ahora cierra los ojos, ya estamos llegando.

Me tape los ojos, y Harry rió.
-Emm, se que vas a hacer trampa, ten tápate -dijo dándome su bandana que tenía en el cabello, ya que lo traía más largo que ántes.

Me la puse en los ojos y el me bajó del auto. Y me sentó en lo que suspuse que era un tronco. Olía a árboles y había sonidos de pajaros o grillos, escuchaba algo que Harry hacía pero no lo podía ver, obviamente.

-Bien, ábrelos- dijo sacudiendose las manos en los pantalones.

Me la quité y vi una casa de campaña, estábamos en el bosque, y apenas estaba bajando el sol.

-¿Que te parece?-

-Harry esto es... Hermoso- dije viendo todo.

-Lo se, yo siempre venía aquí solo pero ahora que te traje puedes venir cuando quieras... Eres la única que lo conoce, y a veces dejo la casa de campaña porque aquí nadie viene. Y se ve más hermoso de noche, ya verás.

Yo sonreí involuntariamente, es un lugar especial para el y me trajo solo a mi.

El se sentó al lado de mi y nos quedamos en silencio. No uno incómodo, es solo que cada uno estaba en su propio mundo, me recargué en su hombro, el pasó su brazo por mis hombros y me apretó.

-¿Tienes frío? - preguntó agachándose un poco para verme a la cara, yo solo asentí un poco.

El rápidamente se quitó su sudadera y me la dió, yo susurré un pequeño gracias.

-Voy por madera, aguarda un poco. -dijo parándose.

-¿Te ayudo?

-No tardó. -dijo sonriéndome.

Volvió cargando un montón de madera y joder esos biceps.
Dejó toda la madera en un montón y les prendió fuego.

-Ven, hace mucho frío- dijo dándome la mano y sentandome en las dos sillitas en frente de la fogata.

[A.M]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora