Llevámos una semana juntos, una semana con ella.
Y puedo jurar que soy el hombre más feliz de todo el planeta.
Pero no se cómo contárselo, y no quiero que me deje.-¡Harry se supone que las parejas no se ocultan cosas! -. Gritó desesperada.
-Nena, yo se que lo quieres saber pero no ahora, Emm, entiéndeme. Ántes no te importaba y estábamos bien, amor.
-No Harry, no se que quieres que entienda, no quieres hablar de eso nunca y joder, necesito saberlo, se que ántes no te presionaba para que lo dijeras pero, Harry ¡somos novios! Te he dicho todo y tu no se cuantas mentiras me escondes.
-Nena... Mírame-. Dije tomándo su mentón.- No quiero pelear, y no quiero que me dejes, no podría soportarlo, no me hagas contártelo ahora, por favor...
-Bien-. Dijo e hizo camino hacia el baño enojada.Toqué la puerta, cuando escuche que Emma prendió el agua.
-Nena, Emm, abre por favor, venga-. Toqué.
-Harry déjame un momento.
-Princesa no me puedo ir hasta que sepa que no estas enojada, abre amor.Ella abrió, sólo tenía la toalla, sus mejillas estaban rojas a más no poder, sus ojos vidriosos, sus labios rosas y su cabello alborotado, y me sentí culpable, por no poder contárle, y joder me dolía como el infierno verla llorar.
-Bebé, te juro que lo hago por ti. En verdad, no quiero que te preocupes ¿vale?-
Ella asintió como niña pequeña, abrazándome.No dijo otra palabra y se metió a la tina, con sus rodillas en su pecho.
-Perdón Harry. -murmuro.
-Nena esta bien, no te disculpes.Me acerqué a la bañera, me puse detrás de ella, y empecé a masajear su cabello.
Le puse shampoo y lo tallé muy delicadamente, ella tenía los ojos cerrados y hasta pude jurar que estába dormida.
Luego le puse acondicionador, mientras dejába besos delicados en su hombro y cuello.
Cuándo acabé la ayude a salir y le puse la toalla.Se notaba que estaba cansada, no pregunté seguro que será este problema.
Le puse su sostén, sus bragas, le puse sus pantalones de pijama, y me quité mi camisa para dársela, se que le encanta usar mis camisas y a mi me encanta que las use, le puse sus calcetines y comencé a cepillarle el cabello. La cargué llevándola a la cama.
-Te amo mucho Harry, lo sabes ¿cierto?
-Lo sé nena, yo también-. No me cansaría de escucharla decirlo.
