Sorpresa!!
Kagome se sonrojó furiosamente, lo odiaba por ponerla en esa situación y para hacerlo más bochornoso aún todos se quedaron en silencio esperando su respuesta.
- Etto...yo no tengo por qué hablar sobre mis asuntos íntimos con extraños - aseguró la joven sonrojada al máximo.
Inuyasha sonrió con suficiencia, finalmente todos sus "enemigos" sabían que ella le pertenecía, se sentía un poco mareado pero estaba contento, detalló a todos sus "rivales" y quedó petrificado al verla, Kikyou lo observaba fijamente con una mirada tan fría que podría congelar el sol.
- Así que fue esa mujer quien logró que te olvidaras de mí - pensó Kikyou observándolo.
Kagome se percató de la mirada que le dedicaba Kikyou a Inuyasha y que este correspondía, parecía como si ambos estuvieran hablando con tan solo mirarse y ¡sí!, sintió celos.
- Inuyasha vamos a dormir - pidió, este sonrió ampliamente, desviando el enfoque de la palabra "dormir" por uno más interesante por lo que asintió rápidamente.
- ¿Dormirán juntos? - indagó Kikyou furiosa, Kagome sonrió con suficiencia y antes que Inuyasha contestara ella se adelantó.
- Claro, ya estamos tan acostumbrados a sentir el calor del otro que no nos queremos separar, ¿verdad amor? - preguntó levantando una ceja mirando a Inuyasha que por primera vez desde que lo conoció se sonrojó. No sabía que decir no podía contradecir a Kagome, pero tampoco deseaba enfurecer a Kikyou.
- A las cuatro de la madrugada nos vamos a pescar, - pronuncio el señor Taisho salvando a Inuyasha - ¿Quieren venir? - invitó y los ojos de Kagome se iluminaron de felicidad Inuyasha sabía que la idea la emocionaba por lo que asintió. - Kikyou, Renkotsu ¿nos acompañan? - indagó.
- Asco, yo paso - musitó - no le veo diversión a tocar asquerosos y escurridizos pescados - aseguró.
- Yo si voy - afirmó Renkotsu mirando a Kagome - habrán muchas cosas que me interesan - aseguró recorriéndola de manera libidinosa de arriba abajo.
- Las prostitutas se huelen de lejos - aseguró Kikyou molesta, cosa que Kagome ignoró, pues bien sabía que ella deseaba en ese momento ser tan prostituta como era posible con tal de estar entre los brazos de Inuyasha.
- Nos vemos mañana papá - aseguró la azabache antes de depositar un pequeño beso en la mejilla masculina. - Gracias por todo - agregó en un susurro.
Se dirigieron felices hacia la tienda, ya lo había perdonado, lo amaba, y no podía estar molesta mucho tiempo con él, una vez en el interior del refugio de la tienda Inuyasha la abrazó por la espalda fuerte aspirando profundamente el olor de su cuello, subió sus manos acariciando el cuerpo femenino hasta dejar ambas manos en los senos de la joven que gimió levemente.
-Discúlpame por todo mi amor - pidió jadeante Inuyasha contra su oreja - no sé que me sucede pero me hierve la sangre cuando otro te mira con deseo - murmuró antes de morder el lóbulo de la oreja femenina. - Dime por favor que me disculpas y haré lo que desees - susurró sugerente.
- Sí, - respondió la joven, cerrando los ojos - Ya todo pasó - aseguró
- He pensado toda la tarde como sería mi vida si te alejas de mi, y no lo pude ver, no quiero que me dejes - aseguró girándola y tomando sus labios en un beso profundo. Ella contestó con la misma intensidad lo necesitaba y tampoco lo quería lejos, sentía claramente el sabor del alcohol en la boca masculina, pero no le resultaba asqueroso, al contrario, le parecía estimulante, puso sus manos en el cuello del joven Kagome sintió la presión del miembro masculino contra su vientre y sonrió entre besos. - Me tienes loco por ti, - susurró descendiendo los besos por su cuello.
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