Capítulo 6

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CAPÍTULO 6, CASA BONNEFOY

*Narra Gilbert*

Kesesesesese~ Esos pringados no sabían que en vez de seguir a la... Malvada Elizabeta Hédérvary en realidad me dirigía al palacio Bonnefoy. A la torre de Matthew Williams para ser exactos. A volver a ver a mi amado después de tanto tiempo. El caballo que galopaba era realmente veloz, y me sentía libre con el viento chocando contra mi cara. El pelo me ondeaba mientras el viento lo acariciaba por las montañas. Al fin, llegué a la gigantesca explanada cubierta de hierba que se extendía por detrás del terriblemente enorme palacio. Dejé al caballo atado a un árbol solitario, y corrí lo más deprisa que pude hasta la puerta trasera de la torre. Entre y subí rápido las escaleras, hasta llegar a la elegante puerta de Matthew. Toqué la puerta, esperanzado porque abriera lo más antes posible, y que no hubiera nadie más que él dentro. Sin más demora, la puerta se abrió. Matthew me miró sorprendido, para luego lazarse a mis brazos abrazándome muy fuertemente. Le besé y entramos en la habitación. Cerré la puerta con el pie, y nos separamos. Yo estaba jadeante, por lo que había corrido, y encima el beso me había dejado sin respiración.

''¡Gilbert! Has vuelto. '' Dijo un muy alegre Matthew. ''Te he extrañado mucho. '' Volvió a besarme. Le seguí el beso, desesperado por sentir sus labios contra los míos en todo momento.

''Yo también. '' Susurré, al separarnos unos pocos milímetros.

Sin embargo, antes de que pudiera volver a sentir el contacto de nuestros labios, la puerta se abrió bruscamente.

Bonnefoy nos miró atónitos, y en un segundo cambió de expresión. Estaba hecho una furia, sacaba humo por las orejas, literalmente.

''¿¡Pero cómo...!? ¡¡Mathew Williams, ¿Qué está pasando aquí?! ¡¡¿Por qué maldita razón hay un germánico en tu habitación?!!!!!!! ¡¡¿Cómo te atreves?!! ¡¡MENUDA DESGRACIA!! Tener un hijo que se mezcle con plebeyos tan vulgares como... este. '' Dijo con odio y desprecio señalándome. '' ¿¡Qué mierda creías que estabas haciendo?! ''

''F-francis... '' Susurró mi Matthew.

'' ¡NI SE TE OCURRA LLAMARME FRANCIS, BASTARDO!!! ¡Nos estás traicionando! '' Más que enfadado, Francis me cogió bruscamente del brazo y me sacó de la habitación a rastras. A mi querido Matthew le empujó a dentro, y cerró la puerta con llave, ordenando después, a dos guardias cercanos que no dejaran salir a Matt. También ordenó que un tercero entrara para vigilar que no se escapara por la ventana.

A mí me cogió y me llevó a las catacumbas, a lo que parecía ser una sala de torturas bastante oxidada.

'' Tú. '' Habló con repugnancia. ''¿Cómo te atreves a tocar a Matthew? Te mereces un castigo, y eso es lo que tendrás. '' Acto seguido, con risa diabólica salió de la habitación. Dejándome sólo en la oscuridad.

Al cabo de un rato, un guardia entró con una vela. Encendió una pequeña lámpara con ella, y me ató a poste de madera astillado situado en el centro de aquel lúgubre lugar. Me quitó la chaqueta y comenzó a azotarme con un látigo. Mi espalda ardía como la lava de un volcán, y mi sangre brotaba de las marcas como si el agua de una cascada se tratase. Las ropas quemaban aún más mis heridas abiertas. Cerré con los ojos con fuerza durante el proceso, y mi mandíbula se tensó todo lo posible. Apretaba mis dientes a más no poder, intentando contener las ganas de gritar para no satisfacer al sádico Francis Bonnefoy. Las lágrimas salieron a cantales por mis ojos, inundando mi garganta. Mi camiseta, hecha girones ya, se humedecía cada vez que una lágrima caía en ella. Mi chaqueta, tirada delante de mí, también se mojaba. Bastante menos, pero lo hacía. Levanté la vista, mientras el guardia seguía azotándome sin piedad alguna, inmune a mi sufrimiento se encontraba Alfred F. Jones, con una macabra sonrisa en su rostro.

'' Vaya, vaya... Gilbert Beilschmidt. '' Dijo divertido. '' ¿Qué te trae por aquí? ¿Mi hermano, en serio? Pensaba que tendrías mejor gusto. Aunque es obvio que Matthew es un objetivo fácil. Con regalarle chocolate el día de su cumpleaños se conforma, ¡cómo no caería ante un chico como tú! Hahahahah! ''

Le miré con un odio tremendo. Ese asqueroso ser desgraciado que se atrevía a hablar así de MI Matthew... La iba a pagar, muy caro.

'' ¿Qué? ¿No tienes nada que decirme? '' Dijo, riendo.

Con todo el valor que tenía en ese momento, y con un gran esfuerzo, alzé aún más a la cara, mirándole a los ojos. Y le escupí en la mejilla.

Su sonrisa se borró inmediatamente. Me miró fulminante, y se agachó, para arrancar la cruz que colgaba de mi pecho. La vi, y enseguida recordé a mi familia.

'' Que bonito... Qué pena que no la puedas volver a ver. '' Se llevó la cruz consigo, cerrando la puerta con un golpe sordo. El guardia me cogió bruscamente, y me sentó en una silla malamente colocada en el palo, sin ni siquiera molestarse en soltarme del agarre que tenía mis manos encerradas. Me levantó un poco el pantalón, para comenzar a azotarme las piernas.

Después de una jornada entera azotándome, me liberó las manos, y dejó que cayera en el suelo, quedando inconsciente durante la noche entera.


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