CAPÍTULO 12, PALACIO BONNEFOY.
*Narra Lukas*
Vi que Feliciano cogía a Ludwig y a Lilly de la mano, y que se los llevaba dentro del castillo. Sin que nadie se diese cuenta, hice una señal a Tino para que fuera con ellos. Yo sujetaba con mi magia la gema blanca, la gema Nórdica. Los demás la sujetaban también en el aire. Cada uno su gema. Mirábamos todos con odio a Alfred y a Francis. Alfred, cogió la gema roja de su bolsillo, con una sonrisa enferma nos miró y acto seguido hizo flotar la gema en su mano. Los demás Nórdicos, Germanos y Romanos se ocultaron detrás de nosotros, mientras Kiku entraba con Tino en el palacio. Alfred, aun sonriendo lazó más arriba la gema. Y, después de susurrar algo, la gema comenzó a brillar con luz cegadora. Cerramos todos los ojos, yo estaba haciendo el esfuerzo de mi vida. Las gotas de sudor recorrían mi cara, dejándola pegajosa. Una ráfaga de viento brutal se levantó, Mi pelo se movía más que nunca, y mi esfuerzo tuvo que dividirse entre darle potencia a la gema y mantenerme en el suelo, para que el aire no me llevase. No era el único, al abrir vi que algunos se agarraban a otros, intentando no salir por los aires. Alfred se veía realmente poderoso e invencible. Nos apuntaba con la gema, haciendo que el aire se calentase. Nuestras gemas comenzaron a enfriar ese aire, y un círculo protector nació de ellas, para protegernos a todos. El viento paró dentro de la burbuja, pero se podía ver fuera como la hierba se movía, las ramas de los árboles caían por la fuerza de éste.
Mathias, como el lerdo que era, salió del círculo sin previo aviso, lo que hizo que este perdiera un poco de fuerza. Miré preocupado a Mathias. Mi cuerpo me decía que corriera a ayudarle, pero mi mente me decía que no. Debía quedarme allí, con la gema.
Mathias, con su hacha medio rota ya, avanzó como pudo hasta donde Alfred y Francis. Éste último, salió del círculo rojo y enfrentó a mi amado.
Miraba atónito como peleaban en medio de esa ventisca, y me quedé allí, hasta que Francis clavó un cuchillo en el abdomen de Mathias. Sin poder contenerme ya, cogí la gema, haciendo que la barrera tuviera menos protección aun, y corrí como pude hasta donde Mathias. Comencé a llorar durante el camino, y apunté con la gema a Francis, quien la miraba algo asustado. Con todas las fuerzas que me quedaban, pronuncié un conjuro, y la gema brilló. Aparté la vista para mirar a Mathias. Aún respiraba. Suspiré aliviado, aunque las lágrimas seguían saliendo sin control. Volví a posar mi mirada en Francis, quien se encontraba muerto en el suelo.
No presté atención y me arrodillé junto a Mathias, quien estaba sudando.
'' Mathias... ¡Idiota! '' Grité enfadado después de asegurarme que estaba bien. ''¡Cómo te atreves a... a preocuparme de tal modo! ''
Mathias me sonrió un poco.
''Perdona...''
Le sonreí un poco de vuelta, y como pude cargué con el hasta llegar a la burbuja donde se encontraban los demás. Sin embargo, justo antes de meternos, Alfred disparó contra mí. Caí de espaldas en el suelo, retorciéndome de dolor. Mathias me miró sorprendido, e intentó auparme, pero él también estaba muy dolorido. Al menos, el disparo no había sido muy grave, me había dado en la pierna. Miré hacia la burbuja, donde vi que Roderich salía de ella disparado hacia nosotros. Vash salió por detrás suyo, y juntos lograron meternos dentro otra vez. Estaba temblando por culpa del dolor, y Mathias también. Antonio y Elizabeta se encargaron de nosotros, mientras que Emil se acercó preocupado a mí.
'' Hermano mayor..." Susurró en un sollozo. Mi alegría se expandió por mi cuerpo. ¡Me había llamado Hermano Mayor!
Pero no estábamos en momentos para pensar eso, me dije a mí mismo. Extendí mi mano, y la abrí. En mi palma se encontraba la gema blanca.
''Emil, hazlo. ''
Emil me miró atónito.
'' ¿Qu-qué? N-no.... No puedo... Sabes que lo he intentado... Pero no puedo, no me sale. ''
'' Yo creo en ti. '' Escuché la voz de Romeo a nuestras espaldas.
''Todos creemos en ti. '' Dijo Elizabeta arrodillada junto a Mathias. "Tú puedes, vamos."
Acto seguido, Emil cogió la gema de mi mano temblante. Nos miró a todos con determinación y después de asentir con la cabeza, corrió a donde Yao, Ivan y Folker. Alzó la gema y el círculo protector se fortaleció un poco más.