Nota 28.1

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Sonó la campana. Eso indicaba que había terminada la última clase y que todos los alumnos se irían a casa.

Todos menos Zack, que estaría en el armario del equipo de fútbol.

Todos menos yo.

Froté mis manos nerviosas y miré cómo Zack salía por la puerta y giraba hacia la izquierda, no estaba mintiendo, iba a ir al armario.

Respiré profundo, recogí mis cosas, golpeé mis converse azules oscuras bajas desgastadas contra el suelo y me animé a mí misma para ir.

Miré de lado a lado en el pasillo asegurándome que no había nadie y tiré para la izquierda, recorrí el pasillo, bajé las escaleras, anduve unos cuantos metros y ahí estaba.

El vestuario de chicos.

Y dentro el armario de fútbol.

Tragué saliva, abrí la puerta y me coloqué la capucha y el antebrazo delante de mi cara por si me esperaba para pegarme un puñetazo.

Respiré cuando nada pasó y caminé entre las taquillas hasta el armario, la puerta estaba abierta, y dentro había una débil luz.

"Vamos allá" . 


Zack, ¿Tú la quieres?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora